viernes, 17 de abril de 2009

¿Crear empleo o subvencionar el paro? / Francisco Muro de Iscar

Los datos son como son. La riqueza media de los españoles -el PIB per cápita- está cayendo a niveles de 2007 y no se recuperará, al menos, hasta 2011, con lo que el objetivo de superar la renta de los grandes socios europeos es otra quimera. El valor de los inmuebles, la principal riqueza del español medio, se ha desplomado un 20 por ciento en un año, el mismo plazo en el que hemos sumado un millón de parados a la ya alta cifra de desempleados.

España es el segundo país de la Unión Europea con mayor porcentaje de población en riesgo de pobreza. Las 800.000 familias que según el INE vivían bajo el umbral de pobreza ya deben superar el millón. Somos el país del euro donde más cae el consumo y más sube el gasto público.

El déficit, sólo en las comunidades autónomas se ha multiplicado por 30 en un solo año. Las exportaciones caen por primera vez en veinte años. Podemos seguir y será difícil encontrar una razón que justifique el optimismo gubernamental o el escaso trabajo -fotos al margen- para cambiar esa dinámica.

¿Podemos tener un debate sereno sobre qué hacer para crear empleo y riqueza, apartando los partidismos? Deberíamos, pero no parece fácil. El Gobierno está empeñado en conseguir que los parados, muchos de los cuales se van a quedar sin subsidio en breve, no estén condenados a la marginalidad y pide a las autonomías que contribuyan a financiar el pago de una renta mínima de reinserción a estos ciudadanos.

Es una medida socialmente comprensible pero para la que no hay fondos. Y, además, bien está apoyar a los que se quedan sin empleo, pero habría que hacer mucho más para evitar que los que tienen trabajo, no lo pierdan.

Algo tendrían que decir los sindicatos, ciegos, sordos y mudos ante el problema. Algo tendría que hacer el INEM, que en 2008 tan sólo realizó el 2 por ciento de las colocaciones efectuadas, porque sus mecanismos y su burocracia no sirven.

O lo cerramos o lo cambiamos. Habría que pensar si iniciativas como la de la Generalitat catalana de redefinir la renta mínima de reinserción y vincularla a la búsqueda activa de empleo al termino del subsidio -con el compromiso de aceptar "cualquier oferta" laboral o de formación- son eficaces.

O si es bueno pagar esa renta a los parados de larga duración durante seis meses y que luego estén otros seis en el paro, como se pretende en Castilla-La Mancha.

Habría que, como propone por ejemplo, el Círculo de Empresarios, redistribuir el gasto en las políticas activas de colocaciones e intermediación de colocaciones; introducir mecanismos de gestión empresarial en el funcionamiento de las agencias y servicios públicos de empleo; fomentar la movilidad interregional, frente a las barreras que levantan algunas autonomías; favorecer la competencia en estos servicios; invertir en educación a todos los niveles; aprovechar el cobro del subsidio de paro para dar formación obligatoria a todos los desempleados que no tienen preparación para optar a otro puesto de trabajo; incentivar a las empresas y a los autónomos.

Hacer una política de empleo inteligente o seguir como estamos primando el desempleo.

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