En 12 de los 16 países de la eurozona (Eslovaquia, Finlandia, Eslovenia, Países Bajos, Luxemburgo, Irlanda, Malta, Bélgica, Austria, Francia, Alemania y Grecia), la mayoría de los encuestados consideran que están mejor protegidos con el euro. La opinión de que la situación sería más favorable con la antigua moneda nacional es mayoritaria sólo en cuatro Estados miembros: Portugal, España, Italia y Chipre.
Entre los países de la UE que todavía no han adoptado el euro, sólo el 36% de los encuestados cree que la moneda única les hubiera protegido mejor de la crisis. Los porcentajes más altos corresponden a Hungría (61%), Rumanía (44%) y Polonia (41%). En contraste, la mayoría de los daneses (61%), británicos (59%), checos (58%), lituanos (55%), suecos (54%) y letones (50%) no comparten la idea de que el euro sea de ayuda para hacer frente a las turbulencias.
En total, en 17 Estados miembros el porcentaje de encuestados que considera que el euro ha tenido un papel positivo a la hora de mitigar los efectos de la crisis supera al de los que opinan lo contrario (Eslovaquia, Finlandia, Bélgica, Eslovenia, Italia, Grecia, Países Bajos, Luxemburgo, Chipre, Malta, Austria, Hungría, Irlanda, Portugal, Estonia, Polonia y Rumanía).
En 9 países, una mayoría relativa de encuestados considera que el euro no ha mitigado los efectos de la crisis (Bulgaria, Reino Unido, Letonia, Lituania, República Checa, Suecia, Dinamarca y Francia. En España, las opiniones están divididas (41% frente al 41%).
En los países obligados a adoptar el euro, la opinión pública también está dividida entre si es necesario acelerar el proceso debido a la recesión (29%) o por el contrario sería recomendable ralentizarlo (29%). La primera opción tiene un mayor número de partidarios en Hungría (47%) y Rumanía (35%). El deseo de ralentizar el proceso es más alto en Lituania (50%) y Polonia (41%).
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