domingo, 26 de abril de 2009

El 'broker' que inauguró la 'era de la codicia'

MADRID.- En 1972, Leo Melamed, presidente del Chicago Mercantile, puso en marcha el primer mercado de divisas internacional. Según los analistas, este hecho fue la primera piedra de una revolución que desembocaría en la actual crisis financiera mundial.

Cuando era pequeño, Leo Melamed hizo un gran descubrimiento.Había cruzado con su familia media Europa y casi toda Siberia a bordo de un ruidoso tren para buscar refugio en Japón.


La Segunda Guerra Mundial ya había estallado, pero todavía faltaba mucho para que los japoneses atacasen Pearl Harbour, de modo que cientos de refugiados europeos, especialmente polacos no simpatizantes de Hitler, tenían que huir hacia Oriente porque los pánzer alemanes venían justo desde la otra dirección.


Al final, tras un sinfín de penurias, los Melamed dieron con sus huesos nada menos que en Japón, a la espera de que les concedieran una visa para viajar a Estados Unidos.

Muchos refugiados se ganaban la vida obteniendo dólares oficiales y cambiándolos en el mercado negro. El pequeño Leo estaba intrigado por esta forma en que la moneda americana pasaba de manos, se convertía en yenes y luego otra vez en dólares y en yenes, y así en una cadena sin fin.


El padre de Leo, llamado Isaac Melamed, le explicó que eso se debía a que el tipo de cambio oficial era de 500 yenes por dólar, pero en el mercado negro se pagaban hasta 900 yenes por dólar. La gente se fiaba más de EEUU que de Japón, y por eso estaba tan alto.

Traficar con dólares

La manera de traficar con dólares era sencilla: los que pedían asilo en Japón para ir a EEUU tenían que depositar 50 dólares para recibir el visado. 50 dólares eran una fortuna entonces.El Gobierno de EEUU exigía que toda familia que entrase en su país tuviese como mínimo esa cantidad. Pero antes de subir al barco, los refugiados cambiaban esos dólares en el mercado paralelo y obtenían 45.000 yenes, que a su vez podían cambiar por 90 dólares para pagar su visa y ayudar a otros refugiados a comprar salvoconductos.¡Magia, Leo! Así funcionaba ese extraño engranaje basado en las divisas, la especulación y la ley de la demanda y la oferta.

«Mi padre me ayudó a entenderlo», confiesa Melamed. Como niño que había pasado de una frontera a otra, Leo ya estaba iniciado en el mundo misterioso de las divisas y sus cambios fluctuantes.En su autobiografía confiesa que antes de cumplir nueve años ya había convivido con el zloty polaco, el lit lituano, el rublo ruso, el yen japonés y el dólar. «Para mí, una colección de monedas representaba mucho más que lo que representaba para el resto de los niños. Y ya entonces, desde chico, en el lejano Japón, recibí mi primera lección en el fascinante mercado negro del cambio de divisas».

En 1972 Leo Melamed era presidente del Chicago Mercantile Exchange (apodado Merc) y, fue allí, aprovechando todas sus enseñanzas, donde vio la oportunidad de lanzar la mayor revolución en la historia de esa bolsa: lanzar un mercado internacional de divisas.«Estaba buscando un producto que diversificase el riesgo de cambio», comenta Melamed, quien hoy es presidente honorario del Merc.

Melamed leyó todo lo publicado sobre estos riesgos y la única forma de combatirlos era creando un mercado de futuros similar al de los agricultores, pero en lugar de tripa de cerdo, uno compraría o vendería divisas aseguradas con un tipo de cambio a corto y medio plazo. «Pensé: ¡qué gran idea!», dice exaltado.

Había que reaccionar con toda rapidez antes de que otra bolsa decidiera hacer lo mismo. «Yo sabía que no era fácil». Pero a sus 37 años, «una edad en la que se tiene coraje moral», Leo Melamed decidió fundar el Mercado Monetario Internacional, donde se cruzarían apuestas sobre a qué precio iban a estar las divisas en el futuro y eso determinaba a su vez su valor. Al principio, pidió asesoramiento a sus colegas. Uno de ellos realizó unas simulaciones en un ordenador y determinó que el riesgo era tan grande que iba a cargarse «la civilización Occidental».

Melamed ignoró estas premoniciones. «Me preocupaba menos la situación financiera de la civilización Occidental que la integridad del IMM», dice en sus memorias. Entonces, fue a ver a Milton Friedman porque necesitaba una persona de prestigio que avalase el nacimiento de su mercado. Friedman le elaboró un documento escueto, Melamed le pagó 5.000 dólares («la mejor inversión jamás hecha por el Merc», confesaría después), y el 16 de mayo de 1972 el IMM echó a andar.

Aquel año se negociaron casi 145.000 contratos. Hoy se mueven millones y es el mayor mercado monetario del mundo. Al pasar el tiempo, Chicago se abrió a productos más sofisticados que hoy día no sólo incluyen divisas sino letras del tesoro, eurodólares, el tiempo meteorológico, los tipos de interés y hasta una enorme panoplia de productos derivados, soportados por hipotecas, y que se negocian en el anfiteatro atestado de traders, entregados al viejo método del outcry, a grito pelado. Todos ellos usan también un sistema de señales numéricas no verbales que se han popularizado en las películas sobre los codiciosos especuladores.

Sin saberlo, Melamed dio el pistoletazo de salida a la época de la sofisticación financiera. «Los productos derivados de hoy son descendientes directos de aquel comercio de divisas», afirmaba The Economist en octubre de 2008, refiriéndose a las innovaciones de Melamed.

(Este extracto corresponde a dos capítulos del libro La crisis explicada a sus víctimas, del columnista del 'El Mundo', Carlos Salas).

Los otros protagonistas


Milton Friedman: Economista y promotor de la libertad financiera. Fue el asesino intelectual de Keynes y sus consejos dieron lugar al descontrol de los mercados.

Denis Levine: En 1987, su banco de inversión (hoy desaparecido) creó el CDO, un producto que entrampó al sistema financiero.

Blythe Master: Matemática británica que ideó el credit default swap, un seguro que fue calificado por Warren Buffett como «arma financiera de destrucción masiva».

F. Black y M. Scholeseja: Economistas de la Universidad de Chicago que inventaron en los 70 un modelo matemático que provocó el hundimiento de las bolsas en 1987.

No hay comentarios:

Publicar un comentario