sábado, 25 de abril de 2009

El G-24 teme que la recesión se ahonde en los países en desarrollo

WASHINGTON.- El Grupo de los Veinticuatro (G-24) expresó anoche en Washington su temor de que la actual crisis financiera internacional se "ahonde" y prolongue en los países en vías de desarrollo que, según advirtió, necesitarán el apoyo "urgente" y "sin precedentes" de los organismos financieros internacionales, y volvió a clamar contra las medidas proteccionistas.

"Estamos especialmente preocupados por el impacto de la crisis en los países más pobres y vulnerables, que afrontan el riesgo de que descienda la ayuda oficial al desarrollo", afirmó el G24, que agrupa a los países en vías de desarrollo, tras reunirse en Washington, en el marco de la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional.

El grupo advirtió de que la crisis originada en los "mercados maduros" está teniendo un efecto "desproporcionado" en los países en desarrollo como la caída de los precios de las materias primas, una fuerte contracción de las exportaciones, la disminución de las remesas, flujos negativos de capital privado y una contracción del crédito en muchos países.

Por ello, volvieron a pedir que concluya "con prontitud" la Ronda de Doha, instaron a los países desarrollados a eliminar los subsidios que perjudican el sector agrícola y a las más pobres de los países en desarrollo, y a no caer en la tentación de adoptar medidas proteccionistas ni de comercio exterior, ni de inversiones, ni laborales.

Precisamente se ha dado conocer en España un estudio que revela que en el contexto de la actual crisis uno de cada cuatro ciudadanos ve bien que las empresas contraten a un compatriota antes que a un inmigrante aunque este último estuviese más cualificado para el puesto.

Tras reunirse con el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, y el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, los miembros del G-24 enfatizaron que los países en vías de desarrollo necesitarán un apoyo "urgente" y "sin precedentes" por parte de las instituciones financieras internacionales para hacer frente a los efectos inmediatos y prolongados la crisis.

Por un lado, aplaudieron la reforma de los instrumentos de prevención y resolución de la crisis que permitirá al FMI responder con más flexibilidad y en la escala necesaria, y celebran las medidas propuestas para focalizar y racionalizar la condicionalidad de las ayudas, como la nueva línea de Crédito Flexible, del que piden que se ponga en marcha de forma imparcial.

En este punto, aunque los países en desarrollo aseguraron avalar la propuesta de triplicar los recursos disponibles para el crédito del FM -tras la pasada cumbre de Londres-, consideraron que no puede ser más que una solución "provisional" hasta la ampliación permanente de los recursos del organismo a través de un aumento general de las cuotas.

Además, reiteraron su llamamiento a que el FMI refuerce su función de supervisión a través de una supervisión "más imparcial y eficaz" de los mercados financieros, los flujos internacionales de capital y los países avanzados de importancia sistémica, y respaldaron la "pronta" revisión del papel del FMI en el sistema financiero internacional "a la luz de las lecciones de la crisis".

Respecto al BM, los países del G-24 -que volverán a reunirse el 3 de octubre en Estambul-aplaudieron la propuesta de ampliar los préstamos del organismo ya que creen que le corresponde jugar un papel crítico durante la crisis, respaldando políticas anticíclicas como las redes de protección social, el sustento de la infraestructura y la recapitulación de los bancos.

"Instamos al Banco Mundial a brindar un respaldo oportuno para contrarrestar los efectos inmediatos e impedir una crisis absoluta, y le pedimos que se abstenga de aplicar condiciones indebidas a los préstamos ampliados, y que no se apliquen aumentos en las políticas de precios de los préstamos", subrayaron.

En otro orden de cosas, volvieron a destacar la necesidad de corregir el "déficit democrático" de las instituciones de Bretton Woods y de realzar la voz y la representación de los países en desarrollo en las estructuras decisorias, como el únicos caminos para devolver la eficacia y legitimidad al FMI y el Banco Mundial.

Así, insistieron en la importancia de que las máximas autoridades de ambas instituciones sean seleccionadas por sus "méritos" y a través de un proceso "abierto" y "competitivo", haciendo caso omiso a la nacionalidad, y solicitaron una mayor diversidad de su personal en los niveles de gestión mediante una mejor representación de regiones "sumamente subrepresentadas".

Por último, recalcaron la importancia de una colaboración "estrecha" entre el FMI, el Banco Mundial y otros bancos multilaterales de desarrollo para responder bien a la crisis, y respaldaron la idea de examinar oportunamente la idoneidad de la capitalización de los bancos regionales de desarrollo para que puedan ampliar y sustentar sus préstamos.

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