lunes, 27 de abril de 2009

El 'plan Geithner' o la naturaleza de la crisis / Luis de Guindos

Por fin, tras el fiasco inicial, Tim Geithner, el nuevo secretario del Tesoro del Gobierno de Obama, nos ha presentado los detalles de su programa de rescate de los bancos. Y en esta ocasión, a diferencia de lo que ocurrió la primera vez, la reacción de los mercados ha sido muy positiva. Las bolsas del mundo entero han subido exponencialmente, y muy especialmente los valores bancarios que a principios del mes de marzo tocaban mínimos históricos.

El principio en el que se fundamenta el plan es parecido al de Paulson, su antecesor en el cargo. Se trata de intentar extraer de los balances de los bancos los activos tóxicos, que ahora se denominan «activos heredados» -de la burbuja lógicamente- cuyas pérdidas amenazan la solvencia de las instituciones e impiden que retorne la confianza a las mismas.

El problema con que tropezó el plan Paulson fue el de la fijación del precio al que se adquieren dichos activos. Si el precio es muy bajo, entonces se generan pérdidas en los bancos no sólo por el afloramiento de éstas en los activos adquiridos, sino también para el resto de los préstamos y valores en balance.Esto podría poner de manifiesto que las pérdidas son mucho más elevadas de lo inicialmente previsto y, por tanto, que se requieren enormes inyecciones de capital para mantener los bancos solventes.Por el contrario, si el precio es demasiado alto entonces los contribuyentes estarían asumiendo las pérdidas de los bancos y otorgándoles una subvención implícita.

Para evitar estos conflictos, la solución que aporta el plan Geithner es intentar involucrar al sector privado, mediante una alianza con el sector público, en la adquisición de los activos problemáticos, lo que permitiría no sólo otorgar imparcialidad y transparencia al proceso, eliminando discrecionalidad administrativa, sino también ir creando un mercado para los activos dudosos que en estos momentos brilla por su ausencia. La lógica del plan es simple. Se distinguen dos tipos de activos problemáticos: los préstamos y los valores con garantía de activos, fundamentalmente hipotecarios.


Para los primeros, los bancos crean paquetes de créditos que son sacados a subasta, a la que se pueden presentar diversos inversores. El fondo de garantía de depósitos norteamericano proporciona financiación sin recurso de hasta seis veces el capital, en el que el Tesoro participa con un 50%. Para la segunda categoría de activos, los valores con garantía real, se seleccionan por el Tesoro hasta cinco inversores para gestionar los fondos que van a adquirir estos activos. El Tesoro participa al 50% en el capital con los inversores privados y otorga préstamos que pueden llegar a ser de igual volumen que el capital.

Con este esquema se pretende llegar a dar de baja, mediante su venta, a cerca de un billón de dólares de activos tóxicos. Como decíamos al principio, la reacción inicial de las ¡bolsas fue muy positiva, aunque con posterioridad, y especialmente desde medios académicos, se han empezado a escuchar voces críticas respecto del diseño y alcance del programa.


La principal crítica surge de que, en estos momentos, sólo un quinto de la totalidad de los créditos bancarios están valorados a precios de mercado -el famoso marking to market- por lo que la venta de los activos tóxicos generaría pérdidas enormes que llevarían a muchos bancos a una situación de emergencia. Eso, de alguna forma, podría impedir que los bancos se deshagan de los préstamos y valores dudosos, ya que se pondría de manifiesto su insolvencia.

La segunda crítica proviene de la posibilidad de que se dé un proceso de selección adversa que deriva de la existencia de un desequilibrio en la información sobre la calidad de los activos que se ponen a la venta. Los bancos tenderán a vender aquellos activos con valor cero y los compradores, que temen esto, lógicamente serán reacios a realizar ofertas. Por último, puede que los inversores sean reticentes a la alianza con el sector público, dados los condicionantes que esto puede imponer en su operatoria, como ya se está mostrando con la polémica de las remuneraciones de las empresas con ayudas públicas.


De este modo, todo lo anterior podría llevar a que el resultado sea una falta de transacciones y que, por lo tanto, el plan fracase como consecuencia de que no se consiga librar a los bancos de sus activos dudosos que continuarán generando toxicidad.

La reacción de los mercados de crédito parece otorgar bastante fundamento a las dudas y críticas anteriores, puesto que, salvo en el caso de los préstamos y valores con garantía inmobiliaria de tipo comercial, no se ha dado una mejora sustancial en los distintos segmentos de los mercados de crédito. Teniendo en cuenta que a lo largo de esta crisis financiera los mercados de crédito han ido siempre por delante de los de renta variable, deberíamos ser prudentes respecto de la evolución de las bolsas, especialmente si tenemos en cuenta que en los mercados bajistas se pueden dar rebotes de gran intensidad sin romper la tendencia subyacente.

De cualquier modo, la polémica sobre el plan Geithner es, en última instancia, un reflejo sobre el debate mucho más amplio de los problemas reales de la banca mundial. Si, efectivamente, la causa de la situación actual es la falta de liquidez de los activos de los bancos, y que los precios actuales no reflejan su valor intrínseco a medio plazo, entonces esquemas como el de Geithner pueden ser útiles y ayudar a la recuperación de la confianza. Por el contrario, si el problema es que los activos bancarios deben, de forma estable, valorarse a precios inferiores, generando pérdidas permanentes, entonces las soluciones deben ser de otro tipo.

En estas circunstancias, la única solución, con todos los problemas que implica, sería la entrada del Gobierno en el capital de las instituciones insolventes para su reestructuración. Por ello, la parte más importante del plan Geithner es aquélla que se refiere al test sobre la situación real de cada banco y sus necesidades de capital, que se hará público en los próximos días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario