jueves, 30 de abril de 2009

La central obrera argentina marcha en respaldo a Kirchner

BUENOS AIRES.- La poderosa central obrera Confederación General del Trabajo (CGT) marchaba este jueves en Buenos Aires en respaldo a la presidenta del país, Cristina Kirchner, y contra las políticas liberales para frenar las secuelas de la crisis global, a dos meses de unas cruciales elecciones legislativas.

"La consigna es la defensa de los puestos de trabajo, del poder adquisitivo del salario y de un proyecto que permitió a los trabajadores, aunque todavía falta mucho, recuperar muchas de las conquistas y derechos que nos quitaron en los '90", afirmó el jefe de la CGT, Hugo Moyano, aliado de Kirchner.

Moyano será el único orador del acto de la central obrera -que cuenta con unos ocho millones de afiliados- que será una demostración de fuerza en medio del armado de listas de candidatos oficialistas a los comicios de renovación del Congreso el próximo 28 de junio.

La CGT reclama puestos de relevancia en esas nóminas para una elección crucial, que Kirchner y su influyente marido, el jefe del Partido Justicialista (PJ, peronista) y ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), plantean dramáticamente como un plebiscito sobre su modelo industrialista, estatista y antineoliberal.

Cristina Kirchner llega a los comicios con su poder recortado en medio de una diáspora de aliados iniciada en 2008, que consolidó el llamado peronismo disidente, con dirigentes que salieron del oficialismo para aliarse con sectores de derecha, que lidera el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri.

Otro frente opositor lo encarna una alianza de sectores socialdemócratas, socialistas y liberales, encabezada por la Unión Cívica Radical (UCR, socialdemócrata), que reagrupó a sus caudillos, dispersos tras la caída del ex presidente Fernando De la Rúa en 2001 a raíz de una revuelta popular.

El acto en la víspera del 1 de Mayo reivindicará el sostenimiento de los puestos de trabajo frente a señales de retracción de la demanda y caída de exportaciones por la crisis mundial, que afectaron la salud de una economía que creció casi al 9% anual entre 2003 y 2007 y se expandió un 7% en 2008.

Ese crecimiento siguió al colapso del modelo neoliberal de la década del 90, con paridad cambiaria y privatizaciones de los servicios públicos, que derivó en la peor crisis económica de los últimos cien años, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 10,9% en 2002.

Los efectos de la recesión mundial se reflejan en los procedimientos de crisis -medida jurídica preventiva ante la quiebra- presentados por las empresas, las suspensiones, despidos y reducciones de jornada laboral, según estadísticas gremiales y gubernamentales.

El Gobierno invirtió unos 30 millones de dólares desde enero para que se paguen los salarios en grandes compañías en dificultades, en particular las automotrices, siderometalúrgicas y textiles, según el ministerio de Trabajo.

Pero la caída en los ingresos del Tesoro por la reducción del comercio exterior, con impacto en el área fiscal, son una amenaza latente para las políticas de sostén del empleo, en un año que los Kirchner definieron como "el más difícil de los últimos cien" por las derivaciones de la crisis mundial.

Columnas de manifestantes se congregaban desde temprano en el centro porteño para acudir al acto, en un clima de semiferiado por el cese de actividades decretado por la CGT en Buenos Aires y su periferia, con transporte público y actividad bancaria reducida.

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