Según destacó en rueda de prensa el presidente de la institución, Aurelio Martínez, es la primera vez en muchos meses en que suben todos los indicadores parciales, lo que significa que los consumidores son "más optimistas" y confían en que las tasas de caída de la economía se "ralenticen" en los próximos meses.
Con todo, el indicador de confianza experimentó una caída de 19,4 puntos en comparación con los niveles de hace un año por un descenso tanto en los indicadores de percepción actual, como en los de expectativas, en línea con el agravamiento de la crisis económica.
Martínez pormenorizó los resultados del mes de marzo y destacó especialmente el incremento de 8,3 puntos experimentado por el indicador parcial de expectativas, que se situó en 79,3 puntos, gracias en buena parte al avance de 11,3 puntos en el indicador sobre la situación económica y el de el empleo, de 7,8 puntos.
En este punto, consideró "curioso" el cuarto incremento consecutivo de las perspectivas sobre el empleo, ya que éste presenta una evolución más lenta que otros indicadores y, de hecho, no empezará a crecer hasta que la economía española no alcance tasas de crecimiento en el entorno del 1,5%.
Asimismo, destacó el incremento de 1,9 puntos en el indicador parcial de situación, actual hasta los 28,1 puntos. A la vista de estos resultados, el presidente del ICO subrayó que el diferencial entre ambos indicadores parciales alcanzó su nivel máximo en marzo por tercer mes consecutivo.
Por otro lado, el indicador de marzo arroja un mayor optimismo sobre las perspectivas a medio plazo en el caso de los jóvenes de entre 16 y 24 años y con rentas más altas. Según dijo Martínez, esta "clara percepción al alza" que, en suma, se percibe en el indicador no es de "excesivo optimismo", pues está en línea con índices similares en el entorno de la UE o incluso de EE.UU.
Igualmente, Martínez se centró en los indicadores adicionales y constató un incremento de las expectativas de bajadas de precios y de tipos de interés por parte de los consumidores, en línea con la previsible caída del IPC y la reciente evolución del precio del dinero.
A su juicio, esta mejora de ambos indicadores, junto a un aumento en las previsiones sobre el ahorro y el consumo de bienes duraderos, supone una representación "coherente" con la coyuntura actual.
Martínez dedicó especial atención a las expectativas sobre el IPC y señaló que, en el caso de que se produzca, "la deflación tiene un efecto positivo a corto plazo" a través de un incremento de la renta disponible de los ciudadanos, lo que puede animar el consumo, hasta el punto de que un crecimiento cero de los precios podría generar un aumento de 1% en el consumo privado.
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