domingo, 26 de abril de 2009

La preocupación por el agua frena los biocombustibles en EEUU

WASHINGTON.- Los críticos sostienen que los preciados recursos hídricos se agotan por el etanol en un momento en el que la falta de agua están volviéndose más aguda que nunca.

Quienes lo fomentan dicen que el etanol de maíz para combustible de transporte es mucho mejor para el medio ambiente, la seguridad nacional y la economía que el petróleo, y que se trata del primer paso para obtener combustible de fuentes más limpias.

Ahora, con las preocupaciones por el cambio climático en aumento y la sequía convirtiéndose en un problema en muchas zonas, la fabricación de etanol con grandes cantidades de agua también genera cada vez más dificultades.

"Los biocombustibles están fuera de los límites en consumo de agua. Definitivamente estamos ante algo para lo que la cura podría ser peor que la enfermedad", dijo Brooke Barton, gerente de responsabilidad corporativa para Ceres, grupo respaldado por inversores institucionales especializados en riesgos financieros del cambio climático.

El maíz es una planta particularmente sedienta, que requiere aproximadamente 100 centímetros de suelo húmedo por hectárea para generar una cosecha decente, pero la mayor parte se riega con lluvia, no con irrigación. Las plantas que convierten el almidón de maíz en combustible requieren de muchos más recursos hídricos.

El consumo de agua de las plantas de etanol proviene mayormente de la evaporación durante la refrigeración y el desecho de aguas residuales. Una planta normal utiliza aproximadamente 16 litros de agua para producir 3,79 litros de etanol, según el Instituto de Agricultura y Políticas Comerciales.

La industria del etanol fija dicha proporción en tres litros de agua para un litro de combustible.

Los diputados de Washington y la Casa Blanca han estado alentando el uso del etanol como un combustible alternativo para aliviar la cara dependencia del petróleo extranjero, pero estas medidas se están topando con la oposición de muchos grupos que temen que el crecimiento poblacional y el cambio climático se están combinando de manera que dejarán no solo a Estados Unidos, sino al mundo, con muy poca agua.

Muchas plantas de etanol están ubicadas en zonas agrícolas, cerca del maíz, pero también cerca de otros usuarios que necesitan mucha agua para operar, como los criadores de cerdos y ganaderos.

"Estamos yendo en la dirección equivocada y este problema no va a desaparecer", dijo Mark Muller, director de programa del Instituto de Agricultura y Políticas Comerciales. "Este problema del agua es como la crisis financiera (...) y temo que ocurra algo horrible".

El grupo dice que gran parte del Cinturón del Maíz que se extiende a lo largo de Iowa, Illinois, Nebraska, Minnesota e Indiana tiene agua suficiente para todo, pero la disponibilidad podría suponer un reto a la industria del etanol en zonas como las afueras de Chicago, el oeste de Iowa y Nebraska, y al oeste del río Missouri.

"El uso del agua podría ser un factor límite (para el etanol) si no aplicamos y apoyamos más tecnologías de ahorro de agua", sostuvo Jim Kleinschmit.

1 comentario:

  1. Les dejó aquí un artículo muy interesante que encontre en un medio gráfico.

    Fuente: Juan Recce, “Embrapa y el futuro para los biocombustibles en África”, Diario Clarín, Suplemento Todo Energías, 21 de Abril de 2009, p. 3.

    Las nuevas fronteras energéticas de Brasil han zanjado ya el Atlántico Sur. Mediante una intensa política exterior, que incluye desde la cooperación socio-educativa hasta los negocios agroenergéticos, Itamaraty ha abierto el paso al lucro privado en el África Subsahariana.

    Embrapa (Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária), vinculada al Ministerio de Agricultura de ese país, el equivalente a nuestro INTA, pero con una fuerte participación de la emprendedora burguesía local, ha diseñado un abanico de atractivos paquetes de negocios agroenergéticos que pueden hacer de la franja tropical del globo el polo geopolítico del siglo XXI.

    Brasil tiene las tecnologías, los productos y los servicios y África ingentes extensiones de tierra improductiva, clima propicio y suficiente oferta de mano de obra. Hasta el año pasado la novedad era que Brasil había lanzado su carrera inmobiliaria en ese continente para la adquisición de tierras aptas para el cultivo de caña de azúcar, materia prima esencial para los biocombustibles.

    Durante el 2009, Embrapa, en asociación con Petrobras y con el respaldo financiero de la FIESP (Federación de Industrias de San Pablo) proyectan expandir las fronteras de posibilidades de la producción mediante la incoporación de mandioca, mijo, sorgo y soja, entre otros cultivos, al potencial agroenergético de África.

    La tarea implica una gran inversión en investigación y desarrollo a los fines de superar las limitaciones objetivas impuestas por la naturaleza ácida de sus suelos africanos, ricos en concentraciones de aluminio tóxico y pobres en fósforo nutritivo. Brasil se encuentra trabajando en el desarrollo de un gen que proporcione alta tolerancia al sorgo, el mijo y la mandioca a las condiciones del suelo. Esta política de estado recibió un fuerte espaldarazo tras la nacionalización de la producción de fertilizantes operada el año pasado.

    Poco se sabe sobre las propiedades nutritivas de estos alimentos modificados, pero la división Embrapa Recursos Genéticos, ha constatado, entre otras cosas, por ejemplo, que el alcohol obtenido de este tipo de mandioca tiene un rendimiento dos veces superior al convencional, o que el alcohol de mijo derivado de estos plantíos puede tener un rindex de entre ocho y diez unidades producidas por cada unidad de materia prima, producto varias veces superior al estadounidense, apenas cercano a dos unidades por unidad de materia prima.

    Pero esto no es todo, un nuevo paquete de negocios impulsa la producción de etanol a partir de Lignocelulosa, compuesto presente en todas las plantas y en los residuos de procesos industriales que implican caña de azúcar y aserrín, altamente capaces de generar electricidad y calor a partir de la obtención de gas sintético, luego convertible en etanol o diesel. Todos estos emprendimientos, como es de suponerse, no nacen de los repollos, están claramente estipulados en la “Plan Nacional de Agroenergía 2006-2011”.

    El espacio propicio es amplio: Benín, Burkina Faso, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Mali, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo, ya están en la agenda Brasilera con miras al 2022. Las alianzas empresariales que proporcionen el capital no parecen verse resentidas por la crisis internacional, pues Petrobras y Embrapa continúan sellando acuerdos tanto con agencias estatales y empresas privadas estadounidenses, así como con británicas, italianas, chinas, japonesas, indias y sudafricanas.

    La estrategia es la triangulación de negocios: unos producen, otros compran y Brasil gerencia. Este esquema, de lucro inteligente aplicado al desarrollo sustentable, puede dar respuesta no sólo a necesidades urgentes como las de Sudáfrica, que produce el 92% de su energía con carbón mineral, sino al futuro orden energético mundial propuesto por la administración Obama en los Estados Unidos. El fuerte vuelco que pretende el presidente de la aún primer potencia mundial, tiende a identificar las causas profundas de crisis financiera norteamericana con la dependencia energética de las matrices tradicionales y, por tanto, abre el juego a un set de escenarios futuros en los que el común denominador será el trinomio Brasil-África-Biocombustibles.
    Dios, que no sólo es brasileño, quiera que en algún momento nos avivemos.

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