domingo, 5 de abril de 2009

Los vencedores de la 'crisis del siglo'

MADRID.- Es cierto, hay crisis (y lo más probable es que acabe en una depresión como no se ha visto en España desde la década de los 50), el número de parados supera ya los 3.600.000 y las previsiones hablan de una caída del PIB cercana al 2% en 2009; pero, aún así, no todo el mundo lo está pasando tan mal.

Para muchos españoles éste puede ser uno de los mejores años de sus vidas, aunque quizás, metidos en la obsesión por la crisis que inunda los titulares de la prensa y las conversaciones de los bares, puedan no ser plenamente conscientes de ello.

Algunos datos confirman que las recesiones no son negativas para todos, aunque golpeen a un país. Hace unas semanas, Tim Harford recordaba en su columna de Actualidad Económica que más de la mitad de los hogares del Reino Unido aseguraba que ganaba más en 1993 que en 1991 (los dos años que marcan el principio y el final de la anterior crisis). Es más, uno de cada seis británicos admitía que sus ingresos se habían incrementado en más de un 50%.

En España, ICO se encarga de medir el optimismo ciudadano. Pues bien, el jueves publicó los datos de marzo de su Indice de Confianza del Consumidor que muestran que la valoración de la situación del país es de 13,2 mientras que el que mide la situación del hogar del encuestado marca un 59,8. Es cierto que normalmente, este segundo dato es superior al primero, pero no es menos evidente que mientras en marzo de 2007 la diferencia era de apenas 16 puntos (de 95 a 79) ahora supera los 46. ¿A qué se debe que quienes creen que su propia situación es aceptable, vean tan mal al conjunto del país?

Para María Antonio Pablos, jefa del Departamento de Estudios del ICO, «lo que mejor conocen los consumidores es lo que tienen más cerca, tienen más criterio para conocer su situación familiar que la economía del país». Por eso, cree «muy significativo» el Indice de Situación Hogar en el que no influyen las noticias sobre una crisis que todo lo ocupa.

Por eso, desde este organismo se muestran moderadamente optimistas para los próximos meses y prevén que estos datos podrían anticipar una ralentización en el ritmo de descenso de la demanda interna.Y, como explican, la manera de comenzar la recuperación «es caer menos».

De hecho, si alguien tiene que tirar del moribundo consumo interno (antaño locomotora del crecimiento español), sin duda, ésas son las familias con empleos estables, que ven como bajan sus gastos. Un coche más grande, una nueva casa, unas vacaciones un poco más largas...

Más de tres millones de españoles no están preocupados este año por ser parte de un ERE que los ponga de patitas en la calle.Tampoco buscarán en la prensa la cotización de su empresa o la cuenta de resultados, temiendo una posible quiebra. Ni siquiera se verán obligados a negociar con la empresa una posible congelación salarial. El colectivo de trabajadores del sector público es uno de los tradicionalmente menos afectados por las crisis, y en esta ocasión, aunque el bache sea mayor, también pueden ser los que mejor lo libren.

La mayoría de los funcionarios (más de tres millones por primera vez en la Historia) han visto subir sus sueldos por encima del IPC (un 3,8% en la Administración Central), lo que les sitúa en una buena situación para mantener el consumo interno, tan dañado en los últimos meses. Eso sí, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ya ha anunciado que «Si las cosas siguen igual, podemos congelar el sueldo de los funcionarios que ganan más».

Menos peso en la cesta de la compra

Cuando las dificultades económicas son de la magnitud de las que ahora rodean a España, hay un axioma entre todos los analistas: nadie está a salvo. Si Lehman Brothers ha podido caer -y si hay nubarrones que se ciernen sobre General Motors o Chrisler- es que cualquiera puede ser el siguiente. Sin embargo, también hay otra evidencia: no todos los trabajadores están en la misma situación.

El 72% de los asalariados españoles tiene un contrato indefinido.Aunque eso no sea un seguro de vida, sí que aporta algo más de estabilidad. Aún suponiendo que algunos de ellos puedan estar en sectores con dificultades (con el consiguiente temor a que caiga su empresa) no hay que olvidar que muchos otros pueden tener una certeza casi absoluta en que pasarán estos años sin caer en las listas del paro. Si, además, consiguen una subida salarial como la media fijada en los convenios colectivos del mes de febrero (2,68%), puede que 2009 esté lleno de buenas oportunidades.

La oportunidad tras la 'burbuja'

En lo que coinciden casi todos los economistas, sean del color que sean, es en que una de las mejores maneras de impulsar la demanda es bajar los impuestos. Las discusiones pueden venir a la hora de decidir a quién bajarle, cuánto o cuál es el tope para el déficit público. El Gobierno ha dado algunos pasos (como el reintegro de los 400 euros o el adelantamiento de la devolución de la Renta) pero sin acometer un plan fiscal integral con una rebaja global para la mayoría de los españoles.

A pesar de que por el lado fiscal no hay muchas alegrías, el Indicador de Confianza del Consumidor del ICO de marzo puede verse con un matiz algo optimista. Tanto el índice de situación actual como el de expectativas han mejorado, y el que mide las previsiones para el país ha pasado de 79 a 91. Además, el hecho de que la valoración de la situación de cada uno sea mejor que la del país (más influida por las continuas noticias sobre la recesión) podría indicar que el futuro no es tan oscuro.

La hipoteca concede un respiro

España podría estar entrando en deflación (aunque técnicamente ésta se produce cuando hay dos trimestres consecutivos con el índice de precios en tasas negativas). La situación más temida por los economistas de medio mundo podría estar a punto de hacerse realidad, tras saberse que el dato del IPC se situará en marzo en el -0,1%. Eso sí, aunque es una situación peligrosa, por cuanto puede hacer que se retrasen algunas grandes compras (como automóviles o vivienda), también puede ser un alivio para el bolsillo del ama de casa.

Seguro que muchas han notado ya cómo la guerra de precios, en la que se han embarcado las grandes cadenas de supermercados españoles, está haciendo que baje el coste total de la cesta de la compra. Además, dentro de esta estrategia se está produciendo un auténtico boom de las marcas blancas (más baratas que las convencionales) que ya acaparan más del 30% del mercado.

Un bueno momento para el capricho

Ya es un lugar común que la burbuja inmobiliaria ha provocado en España que la crisis sea más profunda (y posiblemente más duradera) que en sus vecinos. Al calor de la prosperidad económica, España vivió un boom del sector inmobiliario que llevó a que algunos años se iniciarán más de 800.000 viviendas, la mitad de las que se construían en Alemania, Italia, Francia y Reino Unido juntos. En la costa, especialmente, esta dinámica llevó a un proceso de subida de precios que alimentaba una demanda, en cierto modo especulativa, que a su vez provocaba un alza aún mayor.

Ahora, muchos constructores se encuentran con promociones enteras sin vender y altos créditos que pagar. Por eso, en numerosas localidades españolas el descenso de los precios es mucho mayor que ese 6,6% que dicen las estadísticas de las sociedades de tasación. En algunos resorts mediterráneos se están empezando a ver descuentos cercanos al 50%. Una oportunidad. Para quien pueda, claro.

A finales del año pasado, la Asociación Hipotecaria Española calculaba que los españoles dedicaban una media del 40% de sus ingresos al pago de la hipoteca, aunque muchas de ellas destinaban cantidades superiores al 60% de sus ganancias, a cumplir con su banco. Evidentemente, para todas estos hogares, ningún alivio es comparable al que supone la revisión de sus cuotas hipotecarias.

Con el descenso del Euribor al 1,909% en marzo (12 meses antes este índice marcaba 4,590%) una familia con una préstamo medio de 150.000 euros a 25 años, se ahorrará más de 2.500 euros anuales, unos 212 euros al mes. Y para aquellos que hayan comprado su casa en los últimos años del boom del ladrillo, la noticia puede ser mucho mejor. Por ejemplo, para una familia que se hubiera comprado un piso en Madrid o Barcelona por 450.000 euros (lo que no habría sido nada anormal en los últimos años) la cuota a pagar podría descender en más de 675 euros al mes.

Si algún sector sufre durante casi todas las crisis, ése es el del automóvil. Los españoles suelen dejar para más adelante los grandes gastos cuando surgen las dificultades. Pan hay que comprar cada día, pero con el coche viejo, se puede aguantar un par de años más. Este tipo de razonamiento es el que ha provocado que el descenso en la venta de automóviles entre enero y marzo supere el 40% respecto al mismo período de 2008.

Por eso, las marcas buscan a los consumidores a través de todo tipo de promociones que les eviten, al menos, acumular stocks sin vender. Y no sólo el sector del motor está tirando los precios.El turismo (muy afectado también) está bajando las tarifas, incluso para destinos antes muy exclusivos para tentar a los amantes del viaje con ofertas que será difícil ver de nuevo en los próximos años. Vamos, que para aquellos que todavía no estén con el agua al cuello, este puede ser un gran momento para darse un capricho.

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