En la rueda de prensa que ofreció al término de la reunión, que se retrasó una hora del inicio marcado, Obama admitió la gravedad de la crisis financiera: "El desafío está claro, la economía global se está hundiendo", pero valoró el paquete de medidas aprobado esta jornada, incluso pese a que finalmente no incluyó su apuesta por aprobar nuevos estímulos fiscales.
El mandatario norteamericano se centró en los consensos alcanzados en materia de regulación internacional y destacó que el G-20 "ha trabajo más unido de lo que el mundo lo había hecho nunca antes".
"Aprendimos lecciones de la historia, sé que en los días previos algunos confundieron lo que era un debate abierto con división", subrayó, frente a las conclusiones "sin precedentes" adoptadas finalmente en esta reunión.
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