miércoles, 13 de mayo de 2009

Alemania aprueba el plan para la creación de un 'banco malo'

BERLÍN.- El Ejecutivo alemán ha aprobado un plan para la creación de un 'banco malo' dirigido a aliviar el impacto de los activos tóxicos en los balances de las instituciones de crédito y restaurar la confianza en el sector financiero, según indicaron fuentes gubernamentales.

El plan prevé la creación de vehículos especiales en los que las entidades podrán depositar estos activos tóxicos. En un primer momento el proyecto está dirigido a los bancos comerciales del país, aunque las fuentes apuntaron que en las próximas semanas se completará otro plan para la creación de un 'banco malo' dirigido a los bancos regionales públicos.

Este plan deberá ser ahora aprobado por el Parlamento. El Gobierno de la canciller Angela Merkel pretende obtener la autorización parlamentaria antes de las vacaciones estivales.

Los bancos alemanes se encuentran bajo la presión de miles de millones de este tipo de activos, lo que retrae su capacidad de préstamo, agravando los efectos de la recesión.

En este sentido, Commerzbank anunció el pasado viernes pérdidas de 861 millones de euros en los tres primeros meses del año como consecuencia del impacto de la depreciación de 2.600 millones de euros de sus activos.

"Entiendo a los políticos cuando dicen que no podemos cargar ésto sobre los contribuyentes, pero debemos asegurarnos de que el conjunto puede funcionar, de otra manera tendremos problemas en el futuro", dijo el director gerente de la federación alemana de banca, Manfred Weber, en declaraciones a la cadena de radio Deutschlandfunk.

La idea es evitar que los bancos se vean obligados a reducir de inmediato el valor contable de los activos degradados por la crisis financiera y que al verse librados de ese peso puedan dinamizar la actividad económica otorgando los créditos que reclaman las empresas alemanas.

Estos activos tóxicos serán congelados en 'bad banks' creados para absorberlos durante un periodo máximo de 20 años. Antes de sacarlos de sus balances, los bancos deberán restar el 10% de su valor contable.

El Estado intervendrá por su parte para garantizar estos activos, a cambio de una remuneración.

"Un gran congelador en el que cada banco tendría un cajón. Sus títulos financieros problemáticos se almacenan allí y se congelan. Tras la crisis veremos si la mercancía todavía se puede vender", según la descripción del proyecto hecha recientemente por el presidente de la federación de bancos privados alemanes, Andreas Schmitz.

"Estamos comprando tiempo", declaró este miércoles en rueda de prensa Thomas de Maizieres, director de gabinete de la jefa del gobierno Angela Merkel.

Estos activos 'tóxicos' son títulos financieros complejos, principalmente basados en créditos inmobiliarios estadounidenses de alto riesgo (subprimes), y perdieron su valor al estallar la crisis financiera.

El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, evaluó el miércoles en "180.000 ó 190.000 millones de euros" el monto de los activos que los bancos podrán sacar de sus balances gracias a la nueva ley.

El gobierno alemán calculará el valor "fundamental" de estos títulos, muy inferior al anunciado en las cuentas, y correponderá a los bancos compensar esta diferencia de forma gradual.

Veinte años más tarde se harán números. Si los títulos absorbidos registran pérdidas mayores de lo previsto, se prohibirá a los bancos pagar dividendos mientras no los hayan compensado.

El gobierno de gran coalición alemán ha hecho así todo lo posible para evitar, a pocos meses de las elecciones legislativas de septiembre, hacer pagar al contribuyente por los activos tóxicos de los bancos.

Existe en teoría un único riesgo para los caudales públicos: si uno de estos bancos quiebra, los títulos degradados se quedarán en manos del Estado.

El plan alemán se presenta como una solución única, entre el 'bad bank' centralizado y 100% estatal, elegido por Irlanda, y la solución estadounidense de una "asociación público-privada" para comprar los títulos devaluados.

Steinbrük aseguró el miércoles que el paquete de 500.000 millones de euros que Berlín ya había lanzado el pasado otoño boreal para ayudar al sector bancario "es suficiente" y no será necesario ampliarlo.

También hizo hincapié en que los bancos siguen siendo "responsables" de sus activos tóxicos.

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