sábado, 30 de mayo de 2009

EEUU ensambla las piezas para la quiebra del gigante automotor General Motors

WASHINGTON.- El gobierno estadounidense ensamblaba metódicamente hoy las últimas piezas del puzzle que implica la declaración de bancarrota de General Motors, antes de que el juez considere el que podría ser el proceso de quiebra más complejo de la historia del país.

General Motors perdió ayer en Bolsa un 33,04%, a 75 centavos, pasando bajo la barrera de un dólar por acción por primera vez desde 1933.

El director ejecutivo de la empresa, Fritz Henderson, se desplazará especialmente desde el cuartel general de la marca en Detroit (Michigan, norte), para celebrar un encuentro con los medios, "alrededor de mediodía" del lunes, anunció GM en un comunicado.

El gobierno enviará a una docena de sus técnicos para explicar el plan en los grandes Estados industriales del norte: Ohio, Michigan, Indiana y Wisconsin.

La administración del presidente Barack Obama ya indicó que los activos sanos del constructor de automotores deberían recuperarse en un "nuevo GM" en cuanto se declare la quiebra. El Tesoro controlaría en un primer tiempo el 72,5% del capital del grupo reestructurado.

Para evitar que la compañía agonice durante años de tutela judicial, el gobierno quiere presentarle al juez un plan de reestructuración totalmente listo, con el acuerdo de los principales participantes, tal y como está haciendo actualmente con Chrysler, otro gigante del automóvil en crisis.

La nueva oferta de reestructuración de la deuda no garantizada refleja esta ambición. Los acreedores tienen la posibilidad de obtener hasta el 25% del capital del "nuevo GM", en vez del 10% en la primera oferta del Tesoro, pero con la condición expresa de apoyar el plan ante el tribunal de quiebras.

Un primer grupo de acreedores, que representa aproximadamente el 20% de la deuda, ya ha dado su acuerdo. Según el New York Times, el Tesoro está en negociaciones con un nuevo grupo, que concentra el 30% de la deuda. Sin embargo, varias asociaciones de pequeños accionistas (100.000 invirtieron en la deuda de GM) se mantienen en su negativa inicial.

Los portadores de obligaciones tienen hasta este sábado a las 17.00 (21.00 GMT) para pronunciarse. El Tesoro no ha fijado un tope mínimo de aprobación del plan, pero se determinará en función de la calidad de los acreedores que lo apoyan, explicó el jueves un responsable del gobierno que solicitó conservar el anonimato.

Durante la jornada, GM obtuvo luz verde de los miembros del sindicato UAW al acuerdo firmado entre sus representantes y la dirección de la empresa. Esta ratificación, con el 74% de los votantes, permitirá el anuncio de nuevas medidas de reforma, con la supresión de miles de empleos y el cierre de fábricas en Norteamérica.

Pero la lista de tareas del gobierno para desactivar posibles obstáculos antes de la bancarrota no termina ahí. GM tendrá que estabilizar a sus fabricantes de autopartes, ya que la mayoría no sobrevivirán a una interrupción masiva de la producción del constructor.

Además, tendrá que nombrar un Consejo de Administración que no refleje la nacionalización 'de facto' del grupo y determinar la suerte que correrán las marcas del las cuales planea desprenderse, como Hummer, Saab y Saturn.

Himanchu Patel, analista especializado de JPMorgan, estima que el monto total del dinero inyectado por el Estado en GM (cerca de 60.000 millones de dólares), supera en 31.000 millones lo que el grupo consideraba indispensable hace tan solo un mes.

Por último, el grupo de trabajo del gobierno de Washington tendrá que implicarse más en el futuro de la filial europea del grupo, Opel, que ha provocado un conflicto con el gobierno alemán.

El Gobierno alemán alcanzó en la madrugada de este sábado un acuerdo para que el canadiense Magna, respaldado por capitales rusos, retome Opel, en un intento por salvar parte de los miles de empleos amenazados.

En efecto, Alemania alcanzó un importante acuerdo con el grupo canadiense de partes de automóviles Magna, General Motors y otros gobiernos para salvar a la automotriz Opel de la inminente bancarrota de su matriz estadounidense.

El acuerdo, sellado tras seis horas de conversaciones en la oficina de la canciller Angela Merkel, aún requiere una aprobación final, pero parece proteger a Opel y sus 50.000 empleados en Europa de una solicitud de protección por quiebra ampliamente esperada para el lunes.

Merkel dijo que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama -que visitará Alemania la próxima semana- ayudó el viernes a lograr el acuerdo con una llamada telefónica. Eso cooperó en despejar los obstáculos de financiación que amenazaron con desbaratar toda la operación.

"Hablé ayer por teléfono con el presidente estadounidense y estábamos de acuerdo en que teníamos que hacer todo lo posible por obtener un buen resultado de esta complicada tarea", dijo Merkel a la prensa.

Merkel indicó que aquella conversación claramente influyó en las negociaciones del viernes por la noche.

Oliver Burkhard, jefe del sindicato de trabajadores metalúrgicos de IG Metall en el estado de Renania del Norte-Westfalia, señaló que el alivio era palpable.

"Ahora podemos mirar hacia adelante", celebró. "Ahora comienza el trabajo real. La única certeza es que Opel seguirá adelante", agregó.

El ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrueck, informó a las 2.15 hora local que se había logrado un acuerdo. Agregó que el pacto incluye financiación para Opel por 1.500 millones de euros (2.100 millones de dólares) y un modelo de fideicomiso para la automotriz alemana.

Siegfried Wolf, copresidente ejecutivo de Magna, advirtió que aún se deben resolver algunos detalles.

"Dentro de cinco semanas deberíamos tener la firma formal del contrato", afirmó.

El primer ministro del estado de Hesse, Roland Koch, dijo que las asambleas de los estados de Hesse y Renania del Norte-Westfalia -dos de los cuatro estados con plantas de Opel- aún deben respaldar el acuerdo. Dijo que esperaba que pudiese estar listo el domingo.

Magna planea usar a Opel para entrar en el mercado ruso, el de mayor crecimiento en Europa antes de la llegada de la crisis económica, y vender 700.000 vehículos al año.

El banco estatal ruso Sberbank, que está ayudando a financiar el acuerdo y que recibirá una participación del 35 por ciento de Opel, celebró el acuerdo tomándolo como una manera de reestructurar la industria automotriz rusa.

"A mi juicio, esta es una muy buena oportunidad para Rusia de obtener a una de las automotrices europeas más avanzadas, en términos de tecnología, por un precio sin precedentes", dijo el presidente ejecutivo German Gref al canal de noticias Vesti 24.

El Gobierno alemán ha luchado por proteger el futuro de Opel antes de que GM presente una solicitud de bancarrota.

Un acuerdo entre GM y Magna es el primer paso para garantizar el futuro de Opel, con base en Ruesselsheim, que GM compró en 1929 y cuyas raíces se remontan al siglo XIX en Alemania.

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