sábado, 30 de mayo de 2009

España redecora la casa mientras se hunde la economía

MADRID.- Mover el monumento de 17 metros de alto de Cristobal Colón cien metros más allá es como interpreta el gobierno español el consejo de John Maynard Keynes.

El famoso economista dijo en una ocasión que era preferible pagar a los trabajadores por cavar hoyos en la tierra, y rellenarlos luego, que dejarlos de brazos cruzados y privar a la economía del efecto multiplicador de sus salarios.

Así el gobierno español está pagando por el regreso del monumento de base de hormigón -sobre el que descansa una estatua de mármol de tres metros del descubridor de América- a la glorieta de la Plaza de Colón de Madrid, exactamente al lugar donde había estado durante casi cien años hasta 1973.

El Plan E (Plan para el Estímulo Económico y Empleo) es en parte el equivalente español al "New Deal" que el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt diseñó en respuesta a la Gran Depresión, un plan parcialmente elaborado por el propio Keynes.

Trasladar el monumento de Colón exigirá 65 trabajadores hasta final de año. Para ellos, el proyecto da a España algo de tiempo mientras se encuentra una solución a largo plazo al desempleo que aumenta más rápidamente que en cualquier otro país de la Unión Europea.

"¿Qué harán una vez que el monumento se haya trasladado?", dijo un trabajador, sorteando el caos en la céntrica plaza de Madrid en medio de los preparativos para el traslado y de otro proyecto del Plan E, la construcción de un nuevo parking subterráneo.

"Bien, supongo que tendrán que esperar un Plan F y después un Plan G", dijo.

El gobierno socialista ha sido un entusiasta keynesiano en su respuesta a la crisis: muchas de las principales ciudades de España son ahora un laberinto de obras que dificultan la circulación de vehículos y peatones.

Pero el esquema revela que contribuidores y entidades financieras subvencionan un plan de creación de empleo ante la ausencia de una reorganización profunda de un mercado laboral desfasado, bajo la amenaza de huelga general por parte de los sindicatos si se menoscaban los derechos de los trabajadores.

El plan de obras públicas para frenar la brecha pone de manifiesto la necesidad de España para encontrar nuevas fuentes de empleo después de que la crisis mundial apagase un boom inmobiliario de una década.

El Gobierno dice que el plan de estímulo está empezando a contener las cifras de parados, que se incrementaron en 39.000 el pasado mes de abril, después de que hubiesen aumentado a un ritmo mensual de más de 100.000 personas desde finales de 2008.

La Comisión Europea dice que el paro se dirige a una tasa del 20,5 por ciento en 2010 tras disiparse los años de euforia inmobiliaria. En su máximo apogeo en 2007, España llegó a construir y financiar más viviendas que Reino Unido, Alemania e Italia juntas.

El programa de obras públicas de 8.000 millones de euros dará trabajo a unas 400.000 personas, aunque temporalmente, y arrancará la economía con 30.000 proyectos que van desde el traslado de mobiliario urbano en Madrid a construir carriles bici en Galicia.

La empresa encargada de los trabajos en Colón es la constructora cotizada OHL, que no quiso hacer comentarios sobre el proyecto, aunque el trabajador dijo que ésta se había adjudicado el contrato con la condición de dar empleo a albañiles en paro.

"La mitad de nuestro equipo viene de las oficinas de empleo", dijo.

Las naciones del G-20, que representan más del 80 por ciento del producto nacional bruto (PIB) mundial, se gastarán unos 700.000 millones de dólares en 2009 para repeler la peor recesión desde los tiempos de Roosevelt.

"La cuestión ahora es cómo equilibrar el enfoque cortoplacista de 'cavar hoyos' con unas inversiones que en el corto plazo podrían no resultar muy rentables, pero son convenientes para la productividad a largo plazo", dijo Eswar Prasad, profesor senior de política comercial en la Universidad de Cornell.

"Todo el mundo, desde China a Estados Unidos, está tratando de resolver ese equilibrio", apuntó.

El Plan E no se dirige a los problemas estructurales de la economía española, pero podría retrasar una confrontación con los mismos. Incluso durante el boom económico, cuando España crecía más deprisa que otros países europeos, el desempleo se mantenía por encima del 8 por ciento.

Para José Luis Escrivá, economista jefe de BBVA, la crisis pone de relieve la mala marcha del mercado laboral y considera que "el Plan E no debe pasar por alto estos problemas".

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ve un futuro de "más ordenadores y menos ladrillos" con un crecimiento limpio y tecnológico de sectores como el de energía eólica, que en la actualidad sólo supone el 0,35 por ciento del PIB.

Antes de que eso pueda llegar a suceder, España necesita seguir la ruta que ha tomado Alemania con la implementación de reformas económicas estructurales para mejorar la competitividad para poder competir a escala global.

Por ejemplo, el coste de despido de un trabajador con contrato indefinido es en España uno de los más altos del mundo, según la OCDE, lo que desincentiva este tipo de contratación en tiempos de crisis.

Una tercera parte de los trabajadores tienen contratos temporales y poco protegidos, la tasa más alta de la Unión Europa, y a menudo sus empleos son poco cualificados y desechables cuando hay recesión económica.

"Cuando se está al borde del precipicio puede haber dos reacciones", dijo Prasad.

"Aprovecharlo para acometer un cambio drástico o hacer lo que haga falta (...) para salir del agujero y lidiar con los problemas luego", añadió.

"Parece que numerosas economías han tomado este último camino", dijo Prasad.

El plan de estímulo español está valorado en casi el 5 por ciento del PIB e incluye medidas populares como la exención fiscal de los 400 euros o el "cheque bebé" de 2.500 euros por recién nacido.

Las iniciativas le han costado al país 16.500 millones de euros, pero pocos economistas creen que hayan avivado mucho la demanda.

"Estas medidas quemaron el superávit público español (...) y con 400 euros no te puedes comprar un coche o pagar tu hipoteca", dijo Robert Tornabell, profesor de Finanzas en la escuela de negocios catalana ESADE.

Los gastos fiscales y en infraestructuras a corto plazo causarán que el superávit público del 2,2 por ciento del PIB en 2007 se convierta en un déficit previsto del 9,8 por ciento en 2010, según las proyecciones de la Comisión Europea, lo que supondrá el segundo mayor deterioro fiscal en la zona euro tras Irlanda.

La mayor presión sobre las arcas públicas llevó en febrero a la agencia de calificación crediticia Moodys a incluir a España en su lista de naciones "vulnerables" con rating de deuda soberana triple-A (la máxima posible), mientras que Standard and Poor's ya había rebajadado la calificación de deuda a "AA+".

Aparte del alto coste crediticio que tiene la financiación de los estímuloes, también preocupa el volumen del plan y la lentitud en su ejecución.

"Es un plan demasiado pequeño y que llega demasiado tarde. En el tiempo que les ha llevado implementarlo, la economía ha destruido más puestos de trabajo de los que el plan espera crear", dijo Tornabell.

Zapatero insiste en que cualquier reforma del mercado laboral debe producirse desde el diálogo social entre patronal y sindicados.

El presidente se encuentra bajo la presión de liderar, más que administrar, estas negociaciones, después de que el desempleo se haya casi duplicado hasta 4 millones de personas en el primer trimestre con respecto al año anterior y con el PP, el partido en la oposición (que ha recortado la distancia que el PSOE tenía en las encuestas) exigiendo recortes de gastos y exenciones y reformas fiscales.

El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro dijo en rueda de prensa este mes que cuando un sistema no puede situar la tasa de paro por debajo del 8 por ciento en fase de fuerte expansión ecónomica, algo no funciona en dicho sistema.

Colón tiene ante sí toda una nueva España por descubrir.

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