domingo, 10 de mayo de 2009

Las PYMES de EEUU luchan obstinadas contra la crisis

NUEVA YORK.- Vanessa Baug sabe tan bien como cualquiera que la recesión ha traído una nueva era de austeridad para los estadounidenses. Las ventas en su alguna vez próspera joyería se han desplomado. Algunos días no gana nada.

"En los buenos tiempos veíamos un 50 por ciento de movimiento más que ahora", dijo la propietaria del negocio Baug's Vanessa Fine Jewelry de Lakewood Ranche, en Florida. Dice que luchará hasta el final para mantener su local abierto, y está aceptando más encargos de arreglos de joyas para mantener sus ingresos.

Margaret Van Voast, que dirige una empresa de construcción en Falls Church, Virginia, también ha visto una disminución en los contratos. Ha reducido su personal de cuatro a uno y tiene suficiente trabajo para llegar hasta fin de año.

"Sólo estamos mirando a nuestro alrededor en busca de otras oportunidades, cosas que podríamos hacer para lo que nos quede atrasado en 2010", afirmó.

La recesión causada por la peor crisis financiera desde la Gran Depresión enfrió la actividad en casi todas las industrias de Estados Unidos y recortó los gastos de los estadounidenses. Los propietarios de pequeñas y medianas empresas (PYMES), especialmente en los golpeados sectores minoristas y de la construcción, están reorganizando sus recursos para sobrevivir.

Desde el inicio de la desaceleración en diciembre de 2007, han desaparecido más de 5 millones de empleos, y los analistas prevén que la caída continuará hasta bien entrado 2010, incluso después de que la economía deje de contraerse.

El índice de desempleo en marzo llegó a un nivel máximo en 25 años, con un 8,5 por ciento.

Los economistas dicen que el desempleo fue la razón por la que los pequeños negocios están tratando de mantener las puertas abiertas, incluso cuando la demanda se ha desplomado.

"El desafío para millones de familias es que simplemente no se pueden bajar los brazos", dijo Heather Boushey, economista del Centro Liberal para el Progreso Americano en Washington. "La gente necesita empleo para pagar renta e hipoteca. No pueden darse por vencidos. No pueden permitirse ese lujo", agregó.

Muchas personas que todavía están empleadas observan la reducción de su fortuna familiar con el derrumbe en los valores de sus propiedades y acciones. Otros temen ser despedidos y están posponiendo los gastos, especialmente en artículos de lujo como las joyas.

El intento de mantener su negocio a flote, Baug recortó la semana laboral de su joyero a cuatro días desde cinco.

"Los recortes están ayudando un poco. No hemos despedido a nadie pero probablemente lo hagamos pronto", dijo la mujer, quien tiene cuatro empleados.

Respecto a cerrar el negocio, dice que esa no es una opción.

"Tengo 55 años. Yo soy mi joyería, es todo lo que soy (...) Me encanta el negocio y me niego a dejar que esta recesión me gane. Venceremos. A veces no estoy segura cómo, pero lo haremos", señaló.

Baug necesitará toda la flexibilidad que un pequeño empresario pueda reunir. La caída en la demanda de joyas, por ejemplo, ha perjudicado a cadenas nacionales como Zale, que en febrero anunció el cierre de 115 puestos de venta.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos estima que en el país hay 27 millones de propietarios de pequeñas empresas y contratistas. Y el Departamento de Trabajo afirmó que el índice de autónomos en las industrias no agrícolas cayó el año pasado a 6,9 por ciento, el más bajo desde que comenzaron los registros en 1948.

Esto representa una caída de unos 330.000 empleos desde 2007.

Si bien el crudo contexto económico ha hundido a muchos empresarios, algunos están encontrando oportunidades lejos del sector minorista y de la construcción.

"Este es el mejor o el peor momento" para los empresarios, dijo Gene Fairbrother, un consultor de pequeñas empresas de la Asociación Nacional de Autónomos.

"Todo depende del tipo de negocio en el que uno esté. Probablemente haya tantas oportunidades como desgracias. La gente halla oportunidades en las industrias de servicios que la gente necesita más allá de sus presupuestos", agregó.

Fairbrother dijo que si bien era probable que aumente la tasa de quiebra de las pequeñas empresas, la mayoría de los empresarios que quedaron desplazados casi siempre inician otra iniciativa comercial.

Y la recesión no disuade a trabajadores recién despedidos de aventurarse. Tanto la Cámara de Comercio como la Asociación Nacional de Autónomos informaron sobre un aumento en la cantidad de personas buscando información para iniciar sus propios negocios.

La mayoría de estas personas está iniciando iniciativas relacionadas con sus empleos anteriores y usan sus indemnizaciones y ahorros para financiar sus empresas.

"Puede que la demanda no exista (todavía), pero la gente seguirá encontrando pequeños nichos donde poder sobrevivir. No es tan fácil como lo fue hace tres o cuatro años", dijo Giovanni Coratolo, vicepresidente de políticas de pequeñas empresas de la Cámara de Comercio.

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