lunes, 4 de mayo de 2009

Se confirma la fuerte caída del PIB español / Ángel Laborda *

Ya tenemos la primera estimación "oficial" del PIB del primer trimestre, la que ha publicado el Banco de España en el Boletín Económico esta semana. La oficial, sin comillas, la publicará el INE el próximo día 20 de mayo, tras un avance el día 14.

Según el Banco de España, el PIB se contrajo un 1,8% respecto al trimestre anterior (7% en tasa anualizada), lo que sumado a las variaciones de los tres trimestres anteriores da una tasa interanual del -2,9%

La caída trimestral, aunque parezca elevada, estaría en el rango inferior de las posibles estimaciones, pues teniendo en cuenta que la caída trimestral del empleo, en términos desestacionalizados, fue del 3,5% según la EPA y del 2,6% según los afiliados a la Seguridad Social, aún cabría dar un retroceso mayor al PIB. En cuanto a la tasa interanual, es deudora de las estimaciones del INE para los tres trimestres precedentes, que a todas luces parecen bastante sobrestimadas.

La caída tan profunda del empleo no es porque los empresarios españoles sean unos aprovechados y estén reduciendo plantillas más allá de lo necesario, ni se explica en lo fundamental por las características propias del mercado español; la causa principal es que la producción se ha desplomado más de lo que estima la contabilidad nacional.

Ha caído tanto el PIB que probablemente hayamos visto lo peor, en el sentido de que no vuelvan a repetirse las tasas tan negativas de los últimos trimestres. Probablemente, durante lo que resta del año, la demanda, la producción y el empleo continúen descendiendo, pero a menor ritmo. Muchos indicadores lo apuntan, entre ellos, los de las encuestas de opinión, con las que se fabrican los indicadores de confianza.

Los publicados esta semana por la Comisión Europea muestran que el deterioro de la confianza ha tocado suelo, eso sí a niveles históricamente bajos. El más alentador es el de los consumidores, pues si lentamente recuperan la confianza, el consumo dejará de caer al ritmo actual, primero, y luego, quizás a finales de año, podría empezar a recuperarse.

La bajada de la inflación y de los tipos de interés y lo avanzado del ajuste de las posiciones financieras de las familias (aumento del ahorro, eliminación del déficit, estabilización del endeudamiento como paso previo a su reducción) serían suficientes elementos para que se produzca.Otros datos importantes publicados en la semana fueron la ejecución presupuestaria del Estado y de la Seguridad Social hasta marzo y la balanza de pagos de febrero.

Esta última muestra las mismas tendencias que venimos observando desde 2008: los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, incluido el turismo, caen fuertemente, reflejando el desplome del comercio internacional, pero los pagos por importaciones lo hacen aún más, lo que, junto a la bajada de los precios de importación, se traduce en una rápida corrección del déficit exterior.

Lo contrario se observa en la evolución de las cuentas públicas. Los gastos del Estado siguen creciendo más o menos al mismo ritmo que cuando el PIB nominal aumentaba un 8% por año, mientras que los ingresos disminuyen a un ritmo anual de más del 20%. La consecuencia es que si en los 12 meses que acabaron en diciembre el déficit se situó por encima de 30.000 millones de euros, en los 12 que acaban en marzo dicho déficit va ya por encima de los 40.000 millones.

A este ritmo terminaríamos el año en unos 70.000 millones, es decir, el 7% del PIB, sólo para el Estado.

Las cuentas de la Seguridad Social aún tienen superávit, pero se reduce rápidamente. Es probable que acaben el año en un ligero superávit, como dice el ministro, aunque eso no desmiente las previsiones de déficit a las que se refirió el gobernador del Banco de España. Los dos tienen razón porque hablan de cosas diferentes.

El gobernador hace referencia al conjunto de administraciones de la seguridad social, tal como lo define la contabilidad nacional, que entre otras cuentas incluye las prestaciones por desempleo. En todo caso, la Seguridad Social en sentido estricto, a la que se refería el ministro, puede que este año no, pero al que viene estará en déficit, a pesar de lo cual se seguirán pagando las pensiones religiosamente, faltaría más.

(*) Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS) www.elpais.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario