martes, 12 de mayo de 2009

Mapa del poder en el FMI

MADRID.- La lista de miembros es, por cierto, curiosa. La encabeza, sí, la mayor economía nacional -Estados Unidos- con 16,8% del voto, pese a su condición de deudor consuetudinario y responsable de la actual crisis sistémica. Siguen la segunda, Japón, con 6% (pero siempre acompaña a Washington) y la tercera, Alemania (5,9%).

También por razones “históricas”, Francia (4,9%) y Gran Bretaña (4,8%) retienen los puestos cuarto y quinto. En el caso inglés, se trata de una economía en achique cuya moneda (la libra) ya no es divisa. Justo detrás, surgen los “votos inflados”. Así, Bélgica ostenta 5,1% pero representa a Austria, República Checa, Bielorrusia, Hungría, Turquía y otros), en tanto Holanda incluye Bulgaria, Rumania, Bosnia-Hersegovina, Armenia, Chipre, etc.).

La octava, España, abarca México –segunda economía latinoamericana-, Venezuela y toda Centroamérica. Italia (4,1%) contiene a Portugal, Grecia, Albania, Timor oriental y dos insignificancias (Malta, San Marino). Tras la solitaria China (3,7%), con un producto bruto interno superior al de Japón o la Eurozona, sigue Canadá. Su 3,6% comprende Irlanda, Belice, Jamaica, Santo Domingo y varios “off shores” poco presentables.

La nómina de votos inflados incluye también a Tailandia (su 3,5% abarca Singapur, nada menos), Surcorea, Suecia, Egipto –arrastra casi todo el bloque árabe-, Sierra Leona (un increíble 3% que engloba parte del África subsahariana), Saudiarabia (3,2% sin acompañantes) y Rusia (2,7%, como Suiza, pero ésta engancha Polonia, las repúblicas centroasiáticas, etc.). El 2,4% iraní incorpora Afganistán, Pakistán, Marruecos, Argelia y Túnez. Brasil (2,4%) abarca sus vecinos al oeste y el noroeste. India (3,3%) absorbe Bangladesh, Ceilán y Nepal, mientras Argentina (2%) incorpora el cono sur.

Al final, todo un chiste: la mínima Rwanda (1,3%) arrastra veintitrés países africanos, algunos de ellos bastante grandes. Como insisten Beijing, Brasilia o Vietnam, este perfil subraya los defectos de una burocracia que tiene una extraña visión del mapamundi económico. Igual sucede con el Banco Mundial. Otro detalle: Suiza forma parte del anterior, pero no de la ONU.

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