miércoles, 27 de mayo de 2009

Benedicto XVI aconseja austeridad para luchar contra la pobreza

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI pidió hoy en El Vaticano "humanizar" el mundo del trabajo para que el hombre, en sus labores cotidianas, "sea cada vez más él mismo y más cercano a Dios".

Benedicto XVI invitó a los católicos a "la austeridad" y a renunciar a las propiedades materiales para resolver "el gran problema de la pobreza" durante la audiencia general en la plaza de San Pedro en el Vaticano.

"No debemos depender de las propiedades materiales", afirmó Benedicto XVI, quien explica semanalmente a los peregrinos que asisten a la audiencia un texto religioso.

"La pobreza personal es un elemento esencial" para los monjes, pero es también "un camino para todos nosotros", aseguró el Papa.

"Debemos aplicar la renuncia, la sencillez, la austeridad y la sobriedad" porque sólo de esa manera puede triunfar una sociedad solidaria y puede ser superado el gran problema de la pobreza", agregó.

"La tendencia del hombre tras el pecado original es convertir la propia voluntad en regla de vida (...), y someter el resto a esa voluntad, pero de esa manera el tejido social no funciona", subrayó Benedicto XVI.

El Papa invitó a los católicos a respetar "las reglas comunes" para sanar "la soberbia" que reina actualmente en el mundo, dijo.

El pontífice recordó la figura de san Teodoro Studita, monje del medioevo quien pregonaba la virtud del amor por el trabajo, a la cual equiparaba con la obediencia y la humildad.

Al hablar en italiano, recordó que ese santo católico aseguraba que quien es ferviente en los empeños materiales lo es también en los espirituales.

Además san Teodoro no admitía que, bajo el pretexto de la oración y la contemplación, los monjes se excusaran del trabajo que consideraba como un medio para encontrar a Dios, agregó.

"Es necesario que el fruto del trabajo sea un bien para todos, las riquezas recabadas no deben servir a las comodidades, sino destinadas a la ayuda de los pobres, una enseñanza actual", apuntó el Papa.

Asimismo aseguró que el tejido social no puede funcionar si cada uno se sigue a sí mismo y no se somete al bien común porque la obediencia a las reglas puede "sanar la sociedad" y evitar la soberbia de creerse el centro del mundo.

"La herencia de san Teodoro Studita nos ayuda a entender cómo aprender la verdadera vida, cómo resistir a la tentación de poner la propia voluntad como suprema regla de vida, y conservar así la propia identidad personal", sostuvo.

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