sábado, 13 de junio de 2009

Airbus rompe su silencio y defiende con firmeza la fiabilidad de sus aviones

PARÍS.- Airbus salió de la actitud de reserva que mantenía desde el accidente del vuelo Río de Janeiro-París y defendió con determinación la seguridad de sus aviones, cuestionada por el uso de sondas de velocidad Pitot, en vísperas del salón aeronáutico de Le Bourget (al norte de París).

"El A330 es uno de los mejores aviones y de los más seguros jamás construidos", afirmó el director general del fabricante aeronáutico europeo, el alemán Thomas Enders, en una entrevista publicada por el diario germano de gran tirada Bild Zeitung.

El número dos de Airbus, el francés Fabrice Bregier, insistió en el diario regional francés La Depeche du Midi: "¡Nuestros aviones son seguros! Lo decimos nosotros, lo dice la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea) y también lo dicen nuestros clientes".

"Todos nos confirmaron su confianza en el A330. Más que la prensa, son (los clientes y usuarios) quienes mejor conocen nuestros aviones", agregó Bregier.

Los sensores Pitot, que permiten a los pilotos conocer la velocidad del avión, comunicaron datos incoherentes en el Airbus A330 de Air France que cayó al Atlántico el 1 de junio, con 228 personas a bordo. Varios sindicatos de pilotos amenazaron con negarse a volar si no se reemplazaban estas sondas.

Air France admitió varios incidentes en los úlimos meses sobre pérdidas de información de velocidad, especialmente con esas sondas, en los A330 y A340. Esas fallas pueden generar anomalías en serie. Los incidentes fueron "provocados por el congelamiento de las sondas, que desaparecía al cabo de unos minutos", había indicado la compañía.

Al menos cinco incidentes vinculados a las sondas fueron registrados en 2008, según informes de pilotos de Air France, que señalaron falsos mensajes de alerta por pérdida de sustentación. Tras haber indicado cinco días después del accidente una "incoherencia en las diferentes velocidades medidas", la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), encargada de la investigación técnica, afirmó claramente el jueves que "todavía no hay ninguna relación establecida" entre las sondas Pitot y las causas del accidente.

El director general de Air France-KLM, Pierre-Henri Gourgeon, dijo además que la compañía "no está convencida" de que las sondas sean la causa del accidente. Confirmó sin embargo que la empresa había acelerado el programa lanzado el 27 de abril para reemplazarlas por un modelo más reciente.

Airbus había recomendado ya en septiembre de 2007 a sus clientes cambiar los antiguos modelos por uno "más eficiente", aunque consideraba como seguros los viejos sensores. "Si la investigación demuestra su ineficiencia, tomaremos todas la medidas necesarias" para modificarlos, "pero por ahora, no es el caso", subrayó Bregier.

Desmintió formalmente la posibilidad, mencionada el jueves por el diario francés Le Figaro, de inmovilizar toda la flota de A330 que no tuviera las nuevas sondas. "Hacer creer este tipo de cosas es simplemente irresponsable", declaró. Bregier advirtió contra las conclusiones prematuras y recordó que la catástrofe de Air France era el primer accidente mortal de un A330, cuyo primer vuelo de prueba data de agosto de 1997.

Pero este accidente no esclarecido debilita la imagen de Airbus. "Tras una catástrofe de este tipo, la más mínima información sale en portada", señaló Enders.

Es probable que los anuncios de contratos firmados en el Salón Internacional de la Aeronáutica y del Espacio de Le Bourget, el mayor encuentro mundial de este sector, que se inaugura el lunes, no sean tan espectaculares como hace dos años. En 2007, los grandes del sector, Airbus y Boeing, anunciaron unas 800 órdenes de compra por importe de unos 100.000 millones de euros.

Urgencia por hallar más cuerpos y restos de avión de Air France

La búsqueda de cadáveres y restos del vuelo 447 de Air France asumió este sábado una urgencia renovada mientras los expertos se preguntaban cuantos días más los esfuerzos serán fructíferos, aún cuando otros seis cadáveres fueron recuperados del Océano Atlántico.

Hasta el momento no hay evidencias de una explosión o de un acto terrorista. Una serie de datos apuntarían más bien a que la aeronave sufrió una serie de fallos catastróficos en su sistema de navegación.

Una seguidilla de 24 mensajes automáticos enviados durante los minutos finales del vuelo mostraron fallos muy graves del sistema eléctrico, pérdida de presión en la cabina y que el piloto automático estaba desconectado.

Se ignora si los tripulantes desactivaron el piloto automático o si cesó de funcionar debido a lecturas contradictorias en la velocidad de la aeronave. Eso podría haber sido causado por la presencia de hielo en los sensores de velocidad.

Los expertos han dicho que la evidencia obtenida hasta el momento apuntaría a por lo menos una desintegración parcial del cuerpo del avión en pleno vuelo.

Casi dos semanas después del accidente, las fuerzas armadas de Brasil dijeron que han establecido el 25 de junio como la fecha probable para cesar los esfuerzos de recuperación y que a partir del lunes las autoridades se reunirán cada 48 horas para evaluar cuando suspenderán la búsqueda, dependiendo de si todavía hay posibilidad de recuperar cuerpos o restos de la aeronave.

La clave para determinar cómo y por qué el Airbus A330 cayó en ruta de París a Río de Janeiro es hallar las llamadas "cajas negras" del avión que registran los datos del vuelo y las voces de los pilotos en la cabina.

Las señales de esas cajas comienzan a desaparecer luego de 30 días. Los restos del avión y de los cuerpos también contienen datos esenciales y la temperatura del agua afecta el período en que un cadáver flota y permanece visible.

Según las fuerzas armadas brasileñas, la temperatura del agua en la zona donde cayó el avión tiene un promedio de 28 grados centígrados (82 grados Fahrenheit).

El agua templada acelera el proceso en que un cadáver sale a la superficie, flota y luego vuelve a hundirse, dijo William Waldock, quien dicta una cátedra sobre investigación de accidentes aéreos en la universidad aeronáutica Embry-Riddle, en Prescott, Arizona.

Según Waldock, con esa temperatura en el agua un cadáver intacto puede flotar entre dos y tres semanas. El avión de Air France cayó al Atlántico el 31 de mayo con 228 personas a bordo.

En esas aguas templadas, añadió el experto, hay gran cantidad de peces "y ellos acelerarán el proceso de fragmentación" de los cadáveres.

Un navío francés recuperó el viernes seis cuerpos de víctimas de la aeronave.

El vicealmirante Edison Lawrence, de la armada brasileña, dijo que los cuerpos fueron recogidos por el buque anfibio francés Mistral en una zona limítrofe entre las zonas de control aéreo de Senegal y Brasil.

Los cuerpos fueron hallados en medio de condiciones meteorológicas adversas y con poca visibilidad, explicó el teniente brigadier Ramón Borges Cardoso, de la Fuerza Aérea de Brasil.

Con los nuevos hallazgos, se eleva a 50 el número de cuerpos recuperados flotando sobre el Atlántico provenientes del avión Airbus 330.

"Hay un empeoramiento acentuado de las condiciones meteorológicas y de visibilidad en el área de búsqueda, lo que podría comprometer los trabajos", declaró Cardoso en la ciudad nororiental de Recife, centro de operaciones de las tareas de búsqueda del avión.

Los primeros restos recogidos por embarcaciones brasileñas fueron entregados el viernes en Recife, donde serán guardados en un hangar de la base aérea mientras un técnico francés, quien deberá llegar domingo a Brasil, decidirá si realizan los trabajos de investigación en ese lugar o si traslada las piezas a Francia.

Los destrozos, mostrados a reporteros gráficos, incluyen máscaras de oxígeno, pedazos pequeños de metal, dos asientos usados por los tripulantes y botellas plásticas. Cardoso dijo que el viernes se recogieron otras partes, pero no las detalló.

El avión se partió

Los primeros 37 restos hallados, refuerzan la hipótesis de que la aeronave se desintegró en el aire antes de caer, según especialistas citados por el diario 'O Estado de Sao Paulo'.

"No hay ninguna evidencia de fuego o explosión. Hay más posibilidades de que el avión se haya partido en el aire", dijo el consultor e ingeniero aeronáutico Robert Ditchey.

En función del estado en que se encontró el estabilizador del avión, así como el de otras piezas, entre ellas una valija, algunos asientos de la tripulación y máscaras de oxígeno, que están prácticamente intactas, se mantiene la teoría de la desintegración en el aire, añadió.

También el estado de los primeros 16 cuerpos de las víctimas rescatados refuerzan esa posibilidad. Según información divulgada por el rotativo, los cuerpos llegaron a tierra desvestidos o apenas cubiertos por ropa, lo que sugeriría que las prendas fueron arrancadas por acción del viento, y estaban prácticamente intactos.

Además, casi todos presentaban múltiples fracturas en los miembros superiores e inferiores y en la región de la cadera. Esto indicaría que la muerte de las víctimas fue por politraumatismo provocado por el choque con el agua a alta velocidad.

Asimismo, no fue verificada en los cadáveres analizados hasta el momento ninguna muerte por ahogo, la cual supondría un fallecimiento ocurrido después de la caída del avión.

Además del estado de los cuerpos y de los restos del avión, la hipótesis de la desintegración parcial de la aeronave está reforzada por otros datos del accidente, como algunos mapas producidos por la Fuerza Aérea Brasileña que indican que los equipos de rescate encontraron dos líneas de cuerpos, distantes entre sí 85 kilómetros.

Investigadores citados por el rotativo afirmaron al respecto que si el avión hubiera caído entero al mar, los cuerpos deberían estar más próximos unos de otros, aun después de permanecer varios días a la deriva.

Las posibilidades de que el avion se parta en pleno vuelo "son pocas", explicó Ditchey, "y una de ellas es cuando se tiene una pérdida de control que lleva a una sobrecarga estructural, lo que sucede cuando las fuerza encontradas por el avión son mayores de las que el diseño del avión permite".

Una posiblidad de que eso ocurra es cuando el avión alcanza una velocidad superior a la soportada por la estructura. Cuando eso sucede aparecen fisuras en el fuselaje que se transforman en agujeros, despresurizan el avión y acaban por hacerlo partir.

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