"No cambiaremos las reglas de producción del vino rosado", indicó la Comisión en un comunicado, después de que los viticultores de esos tres países intensificaran su campaña de presión en las últimas semanas, con el apoyo de los Gobiernos francés e italiano.
"Es importante escuchar a nuestros productores cuando se inquietan por los cambios en las regulaciones", declaró la comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel, en el comunicado.
Por lo tanto, los expertos de los Estados miembros de la Unión Europea, que tenían previsto pronunciarse sobre el nuevo reglamento, "mantendrán el statu quo del vino rosado", garantizó la comisaria.
Los productores de Francia, España e Italia habían advertido contra la suplantación de un producto natural y de calidad por uno "industrializado", con las pérdidas potenciales de empleo que conllevaría.
En un primer momento, Bruselas se mostró partidaria de permitir el rosado macerado con el fin de rebajar costes y mejorar la competitividad europea frente a la importación de este tipo de vinos procedentes de países como Chile.
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