Un documento final fue adoptado al final de esta reunión de tres días, marcada por apremiantes llamados de los países del sur a una profunda reforma de las instituciones financieras multilaterales (FMI, Banco Mundial), lo cual les daría una voz más fuerte.
Su organizador, el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D'Escoto, aplaudió este resultado viendo en ello el reconocimiento de que los países en desarrollo deben jugar un papel en el advenimiento de una nueva arquitectura financiera mundial.
El documento final afirma que los participantes "consideran imperativo emprender sin demora una reforma completa del FMI". Pero el delegado estadounidense, John Sammis, señaló que "toda decisión sobre una reforma de las instituciones financieras internacionales o de su manera de funcionar es una atribución de sus accionistas y de sus consejos de administración respectivos".
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