martes, 23 de junio de 2009

La crisis deja al diamante fuera de juego en Occidente

BRUSELAS.- La discreta ciudad belga de Amberes esconde en una de sus vías peatonales uno de los mayores centros mundiales del diamante, pero la crisis ha barrido la demanda occidental del producto legal más caro del planeta, todavía negociado con simples apretones de manos.

El 99% de los diamantes que entra en Europa lo hace a través de Amberes, donde los judíos expulsados de España y Portugal en el siglo XV abrieron las primeras joyerías, abasteciéndose de las importaciones indias.

Meca del diamante, la calle Hoveniersstraat alberga actualmente cuatro de las 25 bolsas mundiales para la compra y venta - de donde sus exclusivos miembros, muchos judíos e indios, entran y salen con maletas encadenadas a sus muñecas -, a joyeros, talladores sumidos en una tarea de alta precisión y paciencia infinita, a la oficina de control y los bancos especializados.

Sometidos a una legislación estricta y un control de apariencia severa, conocedores de la tecnología más avanzada, los joyeros de Amberes son celosos a la vez de sus costumbres históricas. En las bolsas, muchos tratos todavía se cierran con un apretón de manos. El contrato físico llega unas horas o unos días más tarde.

Por las manos de estos profesionales cada año pasan el 80% de los diamantes en bruto y el 50% de los tallados del mundo, un peso equivalente a unos 42.000 millones de dólares anuales. Hasta que la crisis económica mundial desembarcó el pasado noviembre. Con una caída de alrededor del 30% de las exportaciones de diamantes en los primeros cuatro meses del año, el sector ha pedido una garantía financiera al Gobierno regional flamenco.

Las perspectivas a corto plazo son poco alentadoras. La demanda en EEUU, primer comprador mundial de diamantes (51%), "seguirá retrocediendo" y pese a la resistencia económica de India, China o de las monarquías petroleras del Golfo, "su crecimiento probablemente no compensará la caída" global, reconoce Freddy Hanard, presidente del Centro Mundial de Diamantes de Amberes (AWDC).

Rusia, primer productor del planeta, "no ha exportado un sólo diamante entre enero y junio", asegura Hanard, ilustrando la parálisis que envuelve el sector. Las mineras "saben que no tiene sentido continuar extrayendo si no hay demanda", continúa.

Las cinco grandes mineras, empezando por la sudafricana De Beers y la rusa Alrosa, detentoras en su conjunto del 80% de la extracción mundial, empezaron a echar mano de sus reservas para satisfacer la poca demanda existente. De Beers avanzó que prevé una caída del 50% de sus beneficios en 2009.

La demanda afloja también en Europa, aunque sólo representa el 6% de las compras del planeta. El AWDC teme por las empresas medianas del continente, para las que resulta más fácil vender en España o Italia que en Asia. Y es que para vender diamantes hay que "conocer a sus clientes", explica Hanard.

Este ex banquero lamenta igualmente que en Occidente, el diamante, "el producto legal más caro del planeta", imperecedero, no sea considerado un valor refugio en tiempos de crisis. En EEUU o Europa, "un diamante se compra porque gusta o por la marca", a diferencia de otras culturas, como la árabe, donde su adquisición es considerada con frecuencia una inversión, explica.

En Amberes, la crisis se cobró un millar de empleos en el sector, aunque por ahora "se han logrado evitar" los despidos masivos, según Dany Meylemans, responsable de un centro de talla de diamantes.

Pese a presumir de la etiqueta de mejor fabricante de diamantes del mundo, Amberes se enfrenta también a la competencia feroz de los países de mano de obra barata. Unos 600.000 talladores trabajan en India y 25.000 en China, frente a un millar en la ciudad belga o 900 en Israel.

"Por ahora, estos países no suponen una amenaza, porque trabajamos para diferentes tipos de demanda", defiende no obstante Meylemans, destacando la calidad del trabajo realizado en Amberes, reflejada obviamente en el precio final.

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