miércoles, 10 de junio de 2009

La crisis económica golpea aún más a los cubanos en su vida cotidiana

LA HABANA.- Menos frijoles en la bodega, más esperas de la guagua (autobús) y calores sofocantes en los centros laborales: la crisis económica internacional comienza a golpear a los cubanos en su ya de por sí difícil vida cotidiana.

Una nueva disposición del Ministerio de Comercio Interior redujo a partir de este mes la cuota mensual de algunos productos que los cubanos compran a precios subsidiados con la libreta de racionamiento.

Estampada en letras negras en la pared, un anuncio -entregado a todas las bodegas- explica que la cuota de frijoles y guisantes se reduce de 30 a 20 onzas y la de sal prácticamente a la mitad.

"Nos dijeron que esto se debe a la difícil situación económica, pero no sabemos si se extenderá a otros productos", dijo, bajo anonimato, el administrador de un almacén con las paredes despintadas, anaqueles, mostradores y equipo de refrigeración de los años 50, impecablemente limpios.

Los cubanos, cuyo salario medio mensual es de 400 pesos (17 dólares), compran con 'la libreta' una canasta básica (arroz, azúcar, aceite, huevos y otros) a precios bajísimos pero insuficiente. Lo demás se resuelve en el mercado negro o en las tiendas de altos precios en divisa internacional.

"¿Qué crisis internacional?. En Cuba tenemos 50 años de estar en crisis. Estoy cansada de oír justificaciones a los problemas de siempre", dijo una odontóloga de 28 años.

El gobierno de Raúl Castro ejecuta un programa de austeridad y ahorro y sostiene que se busca evitar el deterioro de los programas sociales, sostener el empleo y garantizar que en Cuba "nadie muera de hambre".

Como parte de los ajustes, propuso descentralizar el comercio agropecuario a partir del 1 de agosto para garantizar mayor acceso de la población a la comida, en un país que importa el 80% de la que consume y gastó 2.500 millones de dólares en 2008 en la compra de alimentos.

Para Ana Orosco, una artesana que vende muñecas de trapo en el céntrico bulevar de Obispo y puede ganar hasta 30 dólares por jornada, está claro que "la crisis está tocando nuestras puertas".

"Aquí el que tiene un negocio saca dinero, pero el que vive de un salario (estatal) la tiene muy difícil", comentó Orosco, costurera de 60 años que comenzó a hacer sus muñecas forzada por la crisis de los 90.

La crisis, reconocen las autoridades, redujo la meta de crecimiento de la isla del 6% al 2,5%, y afecta sectores claves de la economía como el turismo, el níquel y el tabaco. En lo inmediato, para los cubanos, el transporte volvió a "ponerse malo", pues se frenó un lento pero millonario proceso de recuperación iniciado en 2004.

"Mejoró muchísimo en un tiempo, pero ahora las guaguas están malas otra vez", dijo una joven que estudia en escuela de deportes de Cojímar, al este de la capital. Pero no pierde la alegría, ni el optimismo. "Padrino, quítame la sal (mala suerte) de encima. Confiemos en que no vendrán los viejos tiempos difíciles", dice tarareando un reggeaton de moda.

Sudorosa detrás de la vidriera de un comercio de La Habana, Yakelín Rodríguez, de 44 años, se queja del plan de ahorro energético que también entró en vigor este mes. En su trabajo, como en muchos otros, solo se puede encender el aire acondicionado cuatro horas por las tardes. "No soy hipertensa, pero estoy al morirme con este calor", manifestó.

Bajo el lema "ahorro o muerte", el gobierno lanzó una campaña contra el derroche y la improductividad, y pide colaboración a los cubanos, pues la situación es difícil no solo en Cuba sino en todo el mundo.

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