martes, 30 de junio de 2009

La crisis provocó el primer descenso de la inmigración en tres décadas

PARÍS.- La crisis económica provocó que por primera vez desde los años 80 descendiera de forma "muy importante" el número de inmigrantes que llegaron a los países desarrollados, según un informe de la OCDE publicado hoy en el que insta a los Estados a prepararse para cuando se reactive la economía.

"Es la crisis y no las restricciones de los países ricos lo que ha provocado la caída de la inmigración. Los inmigrantes que llegan al país y se instalan dicen a sus compatriotas que las condiciones laborales se han endurecido", explicó en rueda de prensa el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría.

El informe titulado "Perspectivas de las migraciones internacionales" señala que los trabajadores inmigrantes son los que más sufren los efectos de la crisis económica, que se traduce en la pérdida de empleos y que provocan que la tasa de paro sea superior a la de los autóctonos.

Así, la tasa de paro en países como España, Irlanda o el Reino Unido es casi el doble entre los inmigrantes que entre los locales.

Durante los años de expansión económica, los inmigrantes ocuparon mayoritariamente puestos en sectores muy volátiles, con contratos sujetos a una gran temporalidad, lo que les ha situado en la primera línea de las consecuencias de la crisis.

La construcción, la hostelería y los trabajos ligados al turismo han sufrido de forma directa los efectos del parón económico y eso ha repercutido en los inmigrantes.

Además, los inmigrantes tienen un menor nivel de cualificación, lo que en muchos casos dificulta su reincorporación al mercado laboral.

En este contexto, los Estados desarrollados han endurecido sus políticas de entrada de inmigrantes regulares, a través de la reducción de cupos.

La OCDE indicó que es necesario adaptar la política migratoria al contexto económico, pero avisó de que una restricción demasiado grande de la entrada regular de trabajadores extranjeros puede contribuir a desarrollar más las redes de inmigración ilegal, sobre todo cuando la economía se reactive.

En este sentido, Gurría alertó contra las "presiones sociales" sobre los Gobiernos para restringir la llegada de trabajadores extranjeros y puso como ejemplo el buen resultado que obtuvieron en las pasadas elecciones europeas ciertos partidos extremos apoyados en discursos xenófobos.

El responsable de la OCDE aseguró que "el grifo de la inmigración no se puede abrir y cerrar a voluntad" y recordó que el envejecimiento de la población en los países desarrollados volverá a hacer necesario el recurso a la mano de obra extranjera.

En este contexto difícil, la organización pidió que se mantenga el esfuerzo gubernamental en la ayuda a la integración de los inmigrantes, que no deben ser abandonadas por las políticas diseñadas para atenuar los efectos de la crisis.

Además, destacó la importancia de ayudar a los países de origen de los inmigrantes, golpeados por un lado por los efectos de la crisis y por otro por la disminución de entrada de capitales procedentes de sus trabajadores en el extranjero.

En este sentido, Gurría citó un informe del Banco Mundial que señala que las transferencias de capitales de los trabajadores inmigrantes se reducirán entre un 5 y un 8 por ciento este año con respecto a los 305.000 millones de dólares alcanzados en 2008.

Los Gobiernos de los países desarrollados pueden contribuir a atenuar este efecto eliminando barreras a estas transferencias de capitales, a menudo demasiado costosas para los inmigrantes, indica el informe.

También es importante que las políticas migratorias de los países desarrollados tengan cuidado en no fomentar la "fuga de cerebros" que penalizaría a los países de origen.

El informe considera también que los programas de retorno de inmigrantes puestos en marcha por algunos países y que ofrecen cierta cantidad de dinero a los que regresen a sus países "sólo tienen un impacto limitado".

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