domingo, 21 de junio de 2009

La Fed intenta un delicado equilibrio con su política monetaria

WASHINGTON.- El banco central estadounidense, la Fed, se reúne el martes y el miércoles para decidir los próximos pasos de su intervención en los mercados y para ayudar a la economía estadounidense a superar la crisis, buscando tranquilizar los mercados, pero sin despertar esperanzas infundadas.

La tasa rectora de la Fed, rebajada casi a cero en diciembre, no debe ser alterada en esta reunión, puesto que el Comité de Política Monetaria recordó al cabo de la reunión de abril que debería permanecer "excepcionalmente baja" durante "un largo período".

En compensación, el comité debería ocuparse en su comunicado final de poner atención en las expectativas de aumento de la tasa de inflación, que empiezan a despuntar en el horizonte, y que le pueden complicar la tarea alimentando un aumento de precios en un momento en que la Fed no quiere elevar las tasas.

Mientras un posible rebrote de la inflación podría amenazar el frágil comienzo de recuperación que se espera para antes de fin de año, Richard Fisher, uno de los dirigentes de la Fed más puntilloso en materia de control de precios, ya intentó desmontar las expectativas, al declarar el 16 de junio ante la televisión Bloomberg que no veía la posibilidad de un alza de la tasa en un "futuro cercano".

En compensación, el banco central debería reiterar al cabo de su reunión su compromiso de seguir esforzándose en medio de dificultades por encontrar el camino de la estabilización, mediante diversos programas de apoyo al crédito y a los mercados para los cuales ha movilizado cientos de miles de dólares desde el año pasado.

Una gobernadora de la Fed, Elizabeth Duke, advirtió el lunes contra un "retiro prematuro" de las "políticas de apoyo al sector financiero".

El marzo, con el fin de desbloquear los mercados de crédito y hacer bajar las tasas de largo plazo para favorecer la recuperación, el Comité de Política Monetaria (FOMC) había decidido aumentar la intervención del banco central en los mercados, autorizando la compra de hasta 1,45 billones de dólares de títulos de organismos de refinanciamiento inmobiliario y hasta 300.000 millones de dólares de bonos del Tesoro a largo plazo..

Hasta ahora, la Fed ha volcado en estos programas un total de 716.000 millones de dólares.

Estos programas surtieron efecto inicialmente, pero ya no pueden contener una subida de las tasas inmobiliarias a largo plazo, vinculadas a los bonos del Tesoro de largo plazo, que empezaron a subir después de dos meses.

Los economistas identificaron varias causas para este movimiento: el altísimo nivel de emisión de deuda pública para financiar el plan de reanimación, la subida de las expectativas de inflación con la perspectiva de recuperación, los temores de un exceso de endeudamiento de Washington y, paradójicamente, el programa de compra de bonos por la propia Fed, que hace temer que el banco central esté financiando el déficit mediante la emisión de moneda.

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