Pero no había garantías de que se podrá salvar a la vapuleada compañía, que había dado tumbos al borde del precipicio tras no obtener la financiación gubernamental de emergencia. CIT informó el miércoles que se habían roto las conversaciones con los reguladores sobre un posible rescate, después de varios días de negociaciones arduas.
La medida marcó un momento de decisión para el gobierno del presidente Barack Obama y mostró que ha trazado un límite sobre los rescates federales de firmas financieras en problemas.
En un esfuerzo desesperado por evitar la bancarrota, CIT trata de amarrar entre 2.000 y 4.000 millones de dólares en financiación de emergencia de parte de sus tenedores de bonos en las próximas 24 horas, dijeron el jueves a The Associated Press dos fuentes cercanas a las conversaciones.
Las fuentes solicitaron el anonimato, por no tener autorización de hablar con la prensa sobre el tema.
Los poseedores de bonos de CIT discutieron el jueves sus opciones en una conferencia telefónica que involucró a la firma Houlihan Lokey, especializada en reestructuraciones empresariales, de acuerdo con las fuentes.
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