lunes, 20 de julio de 2009

EEUU celebra los 40 años de la llegada a la Luna

WASHINGTON.- El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong se convertía en el primer hombre en posar un pie en la Luna. Cuarenta años después, Estados Unidos y su presidente Barack Obama realizan un homenaje solemne a los héroes de la misión Apollo 11.

El presidente estadounidense recibía el lunes a las 18.00 horas GMT, en la Casa Blanca, a los tres astronautas de esta misión histórica, Neil Armstrong, Michael Collins, ambos de 78 años, y Buzz Aldrin, de 79 años. Solo Armstrong y Aldrin pisaron el suelo lunar. Collins se quedó en órbita en torno a la Luna.

Fue el 20 de julio a las 22.56 y 48 segundos (hora de Washington) que Neil Armstrong posó el pie en la Luna, pronunciando frente a millones de telespectadores las palabras que pasarían a la historia: "Es un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad".

La conmemoración del lunes fue la ocasión para los astronautas de discutir el futuro de la exploración espacial y ambiciones de Estados Unidos.

"Debemos regresar a la Luna (...). Debemos aprender más, establecer bases, instalar nuevos telescopios sobre la Luna y prepararnos para ir a Marte, ya que el objetivo último es Marte", declaró Eugene Cernan, de 75 años, último hombre en caminar sobre la Luna con el Apollo 17 en 1972, en una conferencia de prensa el lunes, que reunió a siete ex astronautas.

Para celebrar el aniversario, la Nasa -que perdió una parte de la grabación original de la llegada a la Luna- difundió en su sitio internet videos restaurados de la misión Apollo 11 gracias a la cadena CBS que conservó en sus archivos las imágenes de la época, fundamentalmente los primeros pasos de Neil Armstrong.

También puso grabaciones de conversaciones entre los astronautas, nunca escuchadas por el público en general, e imágenes de cinco de los seis sitios de alunizaje de las misiones Apollo, tomadas por la nueva sonda lunar LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) lanzada el 18 de junio para preparar el regreso de los estadounidenses a la Luna, previsto para 2020.

Este programa bautizado Constellation, si es mantenido, sería el preludio de los vuelos habitados hacia Marte y más allá.

Pero el presidente Obama pidió realizar un estudio profundo de este proyecto lanzado por su predecesor George W. Bush en 2004. La comisión de expertos independientes nombrada por Obama y presidida por Norman Augustine, ex presidente del grupo de defensa estadounidense Lockheed Martin, debe presentar sus recomendaciones a fines de agosto.

Los astronautas, por su parte, son defensores de las misiones hacia el planeta rojo y aprovecharon la ocasión de una de sus raras apariciones públicas juntos para defender esa postura.

"Marte es la otra Luna. Necesitamos esta inspiración", dijo James Lovell, de 81 años, comandante del Apollo 13.

"Nos hemos convertido en una sociedad que no quiere asumir riesgos", estimó Eugene Cernan. "Eso se refleja en la Nasa y en todas las cosas que hacemos actualmente", insistió, lamentando que apenas "un centavo de cada dólar pagado en impuestos sea consagrado al espacio".

Los estadounidenses son menos entusiastas y solo una escasa mayoría (51%) cree que Estados Unidos debería enviar astronautas a Marte, contra 43% que se opone, según un sondeo de CBS News publicado el lunes.

Neil Armstrong recordó el domingo que la misión de Apollo 11, en 1969, se desarrolló durante la Guerra Fría, en plena carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero esta rivalidad sirvió para un objetivo precioso, añadió.

Y, a fin de cuentas, permitió crear las bases de la cooperación entre Rusia y Estados Unidos, añadió el ex astronauta.

"Estados Unidos, ¿todavía tienes un gran sueño? ¿Todavía crees en tí? Llamo a la futura generación y a nuestros responsables políticos a dar esta respuesta: sí, podemos", lanzó por su parte Aldrin, en referencia al eslogan de la campaña del presidente Barack Obama.

Para Charles Bolden, un ex astronauta que se convirtió en el primer negro en dirigir la agencia espacial, Estados Unidos debe tomar una decisión crucial: "o invertimos para sacar ventaja de nuestro liderazgo tecnológico mundial duramente ganado, o renunciamos para dejar a otros países (...) empujar las fronteras del espacio", resumió la semana pasada el flamante director de la Nasa.

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