Estados Unidos y Japón serán los mayores donantes, con 3.000 y 4.000 millones cada uno mientras el resto será dividido entre las naciones de Europa y Canadá, sostiene el diario, que cita fuentes de Naciones Unidas.
Los líderes del G-8 se comprometerán a invertir "la tendencia a recortar la ayuda al desarrollo y a la financiación de las agriculturas nacionales", sostiene el diario, que obtuvo una copia de la declaración.
El jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, reconoció la semana pasada que el presidente estadounidense, Barack Obama, iba a cumplir "un gesto" contra el hambre en el mundo al donar 4.000 millones de dólares. El G-8 va a estar "al lado de los pobres, sobre todo de aquellos de África, afectados duramente por la crisis", adelantó.
La iniciativa fue anunciada después de que la FAO, la agencia de la ONU especializada en temas de alimentación, denunciara que el número de personas que padecen hambre superó por primera vez en la historia los mil millones de personas.
En el 2008, el aumento del precio de los alimentos básicos generó revueltas en numerosos países, en particular en Haití.
Las Organización No Gubernamentales (ONG) han pedido a los países más ricos que multipliquen la ayuda al desarrollo para los países pobres, los más afectados por la crisis económica y financiera mundial.
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