domingo, 12 de julio de 2009

La banca suiza, en estado de 'shock'

GINEBRA.- Cada uno con su estrategia, los dos gigantes suizos, UBS y Credit Suisse, tratan de remontar el vuelo tras las pérdidas sufridas en el pasado. Credit Suisse optó por recurrir a la ayuda de socios privados para reforzar su solvencia y hoy presentan niveles de capital del 14,1%. En el primer trimestre del año la entidad se anotó un beneficio de 1.320 millones de euros. Eso sí, fuentes oficiales del banco admiten que la situación de los mercados aún es «difícil» y que podrían verse «afectados» por la misma, según publica 'El Mundo".

En la otra orilla, UBS mantuvo las pérdidas en el primer trimestre del año, con 1.300 millones de números rojos. Después ha acometido una ampliación de capital que ha llevado sus ratios de solvencia a niveles próximos al 11%. La entidad ha avanzado, además, en la reducción de su tamaño.

El sistema financiero suizo vive aún al borde del precipicio. Los problemas vividos por sus dos gigantes bancarios -mayores en UBS que en Credit Suisse- han puesto en tela de juicio la viabilidad de todo el sistema, según admite el propio banco central del país, y eso las pequeñas entidades han sobrevivido con nota a los dos primeros años de crisis.

La banca suiza es demasiado grande en comparación con el pequeño tamaño de este país enclavado en el corazón de Europa. Los activos que suman sus entidades financieras equivalen a 8,2 veces el Producto Interior Bruto (PIB). En Estados Unidos, por poner otro ejemplo, la equivalencia es de 0,9 veces, es decir, el sector es menor al PIB.

Hay otros países cuyo tamaño del sector bancario supera en más de cuatro veces al PIB. Es el caso de Bélgica, Holanda y Reino Unido. Los sistemas financieros de estos tres países se han visto colapsados.

Además, el tamaño de UBS y Credit Suisse no es atribuible únicamente a sus actividades en el extranjero. Ambas entidades concentran más de una tercera parte de los préstamos recibidos por los ciudadanos suizos. Los bancos cantonales son los únicos que se les acercan, con una cuota del 30%.

Por eso, cuando estalló la crisis financiera y UBS y Credit Suisse se vieron atrapadas por la crisis de las hipotecas subprime, en primer término, y por la debacle desatada en otoño pasado con la caída de Lehman Brothers, el problema no fue únicamente para estos gigantes, sino para el conjunto del sistema bancario suizo.

Porque las pérdidas que sumaron Credit Suisse y UBS en 2008 alcanzaron los 29.000 millones de francos suizos, unos 19.150 millones de euros al cambio actual. La buena marcha de sus rivales dejó el agujero del sistema bancario helvético en 21.000 millones de francos suizos. Un año antes, en 2007, la banca del país había ganado 15.000 millones de francos, y eso que los problemas ya se habían iniciado.

Ante esta realidad las autoridades suizas decidieron actuar. Credit Suisse corrigió su delicada situación mediante ampliaciones de capital con inversores privados. UBS, por su parte, recurrió también a la ayuda pública.

Por un lado, se le permitió traspasar activos tóxicos por valor de unos 43.000 millones de euros a un vehículo especial que quedó en manos de las autoridades suizas. Por otro, el Gobierno del país reforzó el capital de la entidad con una inyección de 6.000 millones de francos suizos (casi 4.000 millones de euros).

Con todas estas medidas y la transparencia mostrada por las entidades, que no tuvieron más remedio que reconocer sus problemas, la banca suiza puso el contador a cero. Pero los problemas y las amenazas persisten, y el banco central suizo es consciente de ello.

En su último informe de estabilidad financiera, recientemente publicado, el SNB (según sus siglas en inglés) alerta de que, pese a los ajustes hechos por ambas entidades, «la exposición de riesgo de ambos sigue siendo material». Hay dudas sobre «su capacidad para absorber futuras pérdidas».

El informe pone números. Un deterioro del 2% del precio de los activos de UBS y de un 3% en los de Credit Suisse «agotaría la mayor parte de la base de capital» de ambos bancos, salvo que se adopten medidas adicionales. La situación del resto de entidades es «más favorable».

El banco nacional de Suiza se ha planteado dos escenarios de estrés para prevenir lo que puede ocurrir en su sistema financiero. En el primero, en el que la economía empieza a repuntar y no se reproducen crisis financieras, la banca suiza puede vivir relativamente tranquila, aunque UBS y Credit Suisse tienen una «resistencia menor».

Pero si el panorama financiero se tuerce, la recesión se prolonga y se profundiza en la corrección sustancial del valor de determinados activos, «la amenaza para la estabilidad del sistema bancario suizo sería considerable».

Ante la evidencia de que tanto UBS como Credit Suisse son «demasiado grandes para caer», su banco central insta a tomar una serie de medidas que permitan mitigar los efectos de futuros problemas en estas entidades y en otras de características similares de otros países.

Entre ellas, crear incentivos para reducir el tamaño de los bancos, entre los que cita imponer mayores ratios de capital o exigencias de liquidez adicionales. Y «también son concebibles» medidas como imponer un tope a las cuotas de mercado de estas entidades o fijar un máximo de tamaño en proporción al PIB nacional.

Hay una conclusión clara. Los gigantes bancarios se quedan los beneficios cuando el viento sopla a favor, pero cuando se desata la tormenta, «el contribuyente paga una parte sustancial de las pérdidas».

Evolución positiva de los bancos nacionales

Cuando fuera de Suiza se habla de la banca del país la gente, con carácter general, sólo piensa en UBS y Credit Suisse. Pero en el país operan otras 200 entidades a las que la crisis les afecta, si bien en una medida insignificante en comparación a la de estos dos gigantes. Los bancos comerciales, por un lado, se anotaron un beneficio en el año 2008 de 3.100 millones de francos suizos (algo más de 2.000 millones de euros).

Es un 20% menos que en 2007, pero las pérdidas parecen lejanas, sobre todo para un país en el que no ha habido burbuja inmobiliaria. En el resto de entidades nacionales, entre ellos los bancos privados, las ganancias alcanzaron los 4.600 millones de francos suizos (3.040 millones de euros). La caída, en este caso, es del 39%, influida por una mayor exposición a activos que sí han sufrido por la crisis.

La economía suiza sufre, pero aún crea empleo

La economía suiza no es ajena a la crisis que asola al conjunto del planeta. Sin embargo, la particularidad de un país que vive por y para el sistema financiero hace que las consecuencias de la recesión sean bastante más suaves que, por ejemplo, en España. La economía suiza acumulaba al cierre del primer trimestre un año completo de caídas de su PIB. En el arranque de 2009, el descenso de la actividad ha sido del 3,2%, arrastrado por una menor inversión y por el desplome de las exportaciones.

Pero el consumo doméstico se mantiene. Suiza sigue creando empleo (aunque a tasas moderadas del entorno del 0,5%) y mantiene su tasa de paro en un exiguo 3,5%. Eso sí, la deflación se ha instalado en el país (se prevé una caída media del 0,5% este año en los precios) y su contención para los dos próximos ejercicios.

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