domingo, 12 de julio de 2009

¿Por qué Canadá no sufre tanto la crisis? / Carlos Salas

Hablan inglés, son norteamericanos, su moneda es el dólar, son del G8 (el grupo de los países más influyentes y poderosos del mundo) y, sin embargo, no han sufrido una crisis económica tan aguda como EEUU. Es Canadá, un enigma.

Los bancos y empresas más prestigiosos del país vecino, EEUU, están tan hundidos que sólo pueden ser reflotados por el Gobierno. Eso incluye Citibank, que fue el mayor banco del mundo; Merrill Lynch, que fue el mayor banco de inversiones del mundo; AIG, que fue la mayor aseguradora del mundo; General Motors, que fue el mayor fabricante de coches del mundo… Lehman Brothers, una de las firmas de inversión más conocidas y prestigiosas, ya no existe.

Los ejecutivos más prestigiosos de EEUU han caído en la acequia del desprestigio, así como los productos financieros inventados por ellos y que tanta admiración habían despertado en el globo. Todo aquello fue un inmenso globo. Un bluff.

¿Y Canadá? Teniendo en cuenta que tres cuartas partes de sus exportaciones terminan en EEUU, y una cuarta parte de sus fondos de inversión opera en ese país, en este momento estaría a punto de quebrar, ¿no?

Pues no. «A pesar de la cercanía y de las conexiones financieras con Estados Unidos, me encanta decir que, hasta ahora, Canadá ha evitado la virulenta marea que ha pasado por otras partes del mundo», afirma sonriente Michael Lagopoulos, consejero delegado de banca privada del Royal Bank of Canada.

El sistema financiero canadiense no ha sufrido daños serios. «Nuestros bancos tienen un rentable mercado al por menor, y una pequeña exposición al riesgo de los activos tóxicos, lo que les ha permitido ser menos volátiles que otros compañeros», afirma Lagopoulos, que estuvo recientemente en España dando una charla providencial.

En una palabra, se han salvado porque su forma de gestionar el patrimonio de los clientes era más conservadora. Ajá. Creo que eso empieza a explicarlo todo.

Gracias a esa prudencia, el Gobierno canadiense no ha tenido que invertir el dinero de los contribuyentes en salvar al sistema bancario. Vean la prueba: hace una década los bancos canadienses más fortachones no estaban en la lista de los 50 bancos más grandes del mundo. Hoy, el Royal Bank of Canada ocupa el puesto número 12.

Canadá, a pesar de que está en recesión, será de los primeros en salir porque, según el Fondo Monetario Internacional, ha desplegado una «fuerte política de gestión que ha originado la estabilidad económica y financiera». Según el Foro Económico Mundial, Canadá posee la banca más renombrada del mundo. ¿Ups? ¿No era la española? La canadiense es una banca robusta, conservadora y fiscalmente prudente y, sobre todo, con un sistema monetario «creíble», según Lagopoulos.

Eso explica que la economía canadiense lleve 11 años de superávit fiscal, con un bajo nivel de deuda. Este año va a tener déficit. ¿Malas noticias? Claro, pero una cosa es tener un déficit del 3,3% del Producto Interior Bruto, y otra tener un 6% como España. La deuda del Gobierno canadiense es tan baja que le permite reducir los impuestos para impulsar la recuperación.

Pero voy a detenerme un poco más en las razones del éxito de Canadá. Su gran ventaja es que los bancos no se dedicaron a financiar hipotecas basura. ¿Pruebas? Menos del 5% de las hipotecas concedidas por sus bancos eran arriesgadas, mientras que en EEUU el porcentaje se elevó al 25%. Una cuarta parte de los créditos hipotecarios estadounidenses se había concedido a los famosos Ninja [No income, no jobs, no assets (gente sin ingresos, sin empleo y sin patrimonio)]. Más todavía: sólo una cuarta parte de las hipotecas canadienses se convirtieron en productos financieros peligrosos y sofisticados vendidos al planeta con nombres hermosos. En EEUU fueron el 65%.

Los bancos canadienses no concedían hipotecas por el 100% o el 120% del valor de la casa, como se concedían en España o en EEUU. Ni mucho menos. No pasaron del 80%. Eso les permitía asumir un riesgo razonable, y encima, los canadienses pagaban sus créditos antes que los norteamericanos y los españoles.

Yo sospechaba que ese éxito de los canadienses se debía a que habían sido más europeos que americanos, más prudentes, más conservadores, menos avariciosos y más hormiguitas. ¡Había tantas pruebas! Para empezar, Canadá pertenece a la Commonwealth, es decir, esos países que aceptan la herencia del antiguo Imperio Británico, su jefe de Estado es la reina de Inglaterra, su banco más conocido se llama Royal, es decir, como tributo a la realeza británica, en su papel moneda aparece la cara de la reina Isabel, y se consideran más europeos que los estadounidenses de la costa Este.

El enigma estaba casi resuelto. Me ayudó a pensar así un libro que leí hace años titulado Capitalismo contra Capitalismo, en el que Michel Albert, presidente de la compañía de seguros francesa Axa, aseguraba que la filosofía europea de los negocios era más conservadora, se fijaba en el largo plazo, no se dejaba llevar por la codicia de los dividendos y, por eso, era más sólida que la americana.

No pude evitar la tentación de preguntárselo a Lagopoulos. ¿No es verdad que el sistema financiero canadiense debe su éxito a tener una visión de los negocios más europea? Lagopoulos respondió tajante con un «no».

«Los bancos europeos no son un ejemplo», añadió. «Mire lo que ha pasado al Royal Bank of Scotland, al Credit Suisse, a UBS, a los alemanes…».

Tenía razón. Sin embargo, después de la charla de Lagopoulos se me acercó un miembro de la Cámara de Comercio Canadá-España. Y me confesó en un pasillo: «Tienes razón: el sistema canadiense es más sano porque es más europeo, y no imita a los aventureros norteamericanos». Y entonces me di cuenta de una cosa que no quiso decirme Michael Lagopoulos: los bancos europeos se hundieron y han tenido que ser rescatados porque se olvidaron de sus raíces, y un día se dejaron llevar por el estilo agresivo de los bancos estadounidenses.

Enigma resuelto.

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