miércoles, 26 de agosto de 2009

El envenenamiento por plomo persigue a los hornos chinos

PEKÍN.- Las provincias chinas han comenzado a cerrar hornos de fundición para llevar a cabo inspecciones medioambientales, después de que cientos de niños revelaran altos niveles de plomo en dos casos independientes este mes.

En los últimos días se ha ordenado detener temporalmente las operaciones en al menos tres hornos en la provincia de Henan y dos en la provincia de Shaanxi, con una capacidad combinada de un 6 por ciento de la producción anual china.

Los cierres se produjeron después de que los padres protestaran en un horno de plomo y zinc operado por Dongling Group en Changqing, en la provincia de Shaanxi, y en un horno de manganeso en Hunan este mes.

La contaminación china y los laxos estándares en seguridad de productos han sido desde hace tiempo una fuente de tensión y malestar, particularmente cuando los residentes de los puntos candentes de contaminación - apodados "villas del cáncer" por las altas tasas de la enfermedad - sienten que están siendo ignorados.

El envenenamiento por plomo es endémico en muchas poblaciones cerca de los hornos chinos, según revelaron unas entrevistas realizadas este fin de semana.

En Fengxian, provincia de Shaanxi, donde el humo ondula en un horno de zinc del Grupo Dongling, dos niños pequeños, anémicos y apáticos, dieron altos niveles de plomo en la sangre a principios de año. Los habitantes solicitaron pruebas a otros 30 niños, pero se les negó.

"Estos problemas son ciertamente comunes en realidad. Simplemente el caso Dongling en Changqing obtuvo algo de repercusión", dijo un habitante cuyo apellido era Tu. Los residentes de mayor edad desarrollan problemas circulatorios y algunos trabajadores de la planta cayeron demasiado enfermos para trabajar.

"Esta contaminación medioambiental no es única de Fengxian. Está en todas partes".

El envenenamiento por plomo debido a la contaminación del aire y del agua procedente de hornos de fundición y de minas pobremente reguladas persigue a los valles de Qinling, una tierra rica en minerales en una zona pobre y remota de China.

El problema acosa a las plantas de metales pesados en las provincias de Hunan, Henan, Yunnan y Guangdong. El cierre de las plantas contaminantes ha llevado a la industria a zonas más pobres, donde cualquier inversión es bienvenida.

Este giro hacia regiones más pobres se hace eco de la migración de la industria de fundición de plomo a China durante la última década, ya que las leyes medioambientales más estrictas han obligado a cerrar las plantas en países más ricos.

La producción de plomo refinado en China creció casi un 20 por ciento hasta 3,26 millones de toneladas. Esta producción nutre a la industria china de pilas, la mayor del mundo, que después las exporta a todo el mundo.

Las víctimas de la industria china de metales pesados sólo obtienen atención cuando las autoridades responden a casos demasiado relevantes como para ser ignorados.

A finales de 2005, dos de las mayores fundiciones de zinc de China cerraron temporalmente después de que fueran contaminados con cadmio el Delta del Río Pearl y el río Xiang, fuentes del agua potable para millones de personas. El cadmio afecta las funciones renales y pulmonares.

Los niveles de cadmio elevados también aparecieron en los análisis de niños cerca de la fundición de plomo y zinc del Grupo Dongling en Changqing.

Los niños son más vulnerables al envenenamiento por plomo porque todavía se están desarrollando, pero los trabajadores de las fundiciones también caen enfermos porque lo absorben a través de la piel. La ingestión de grandes cantidades de plomo puede resultar en anemia, debilidad muscular y daños cerebrales.

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