sábado, 22 de agosto de 2009

En Japón, en declive demográfico, tener hijos es una carrera de obstáculos

TOKIO.- Japón habrá perdido el 20% de su población en 2050 si sus habitantes no se deciden a tener más hijos, un problema que se debe tanto a las dificultades materiales para criarlos como a la actitud de los japoneses frente al matrimonio o el sexo.

Con una tasa de fecundidad de las más bajas del mundo (1,37 por mujer en 2008) y mientras que el tema de la inmigración sigue siendo tabú, Japón pasará de tener 127 millones de habitantes actualmente a unos 100 millones en 2050.

Todos los candidatos a las legislativas del 30 de agosto prometieron tratar el problema con subsidios familiares, estableciendo la gratuidad de la escuela o multiplicando los jardines de infancia, que son insuficientes.

"La falta de guarderías es un verdadero problema. Pero la razón más simple del regreso de la natalidad es que la gente se casa cada vez más tarde o no se casa nunca", explica a AFP Yuko Kawanishi, socióloga de la Universidad de Tokio Gakugei.

En 2007, la edad media para una primera boda era de 28,3 años para una mujer. En 1950 era de 23 años.

En Japón, encaminarse hacia el matrimonio es una etapa ineludible para fundar una familia: menos de 2% de los nacimientos se producen en parejas solteras. Pero si el 91% de las jóvenes japonesas solteras sueñan con casarse, el 69% asegura que aún no lo hizo por no haber encontrado al marido ideal, el que expresa sus emociones, tiene un buen trabajo y participa en las tareas hogareñas, según un estudio.

"Muchas mujeres japonesas modernas dudan frente al casamiento, ya que temen perder su libertad", afirma Kawanishi.

En cuanto a los hombres, muchos son incapaces de instalarse en la vida y mantener una familia por no tener estabilidad profesional. Más de un trabajador de cada tres en Japón tiene se encuentra en situación precaria.

Incluso con la alianza en el dedo, los obstáculos para la procreación persisten.

Un estudio de la Universidad de Nihon reveló que en 2007 casi una pareja de cada cuatro no tiene ninguna relación sexual. El principal culpable es la jornada de trabajo interminable que agota a los maridos y la escasez de viviendas.

A esto se agrega, según Kawanishi, una misteriosa falta de comunicación entre hombres y mujeres. "La industria del sexo, la sexualidad están omnipresentes en Japón. Salvo en el seno del hogar. Se podría decir que los maridos y las esposas tienen siempre otra cosa que hacer", se lamenta la socióloga.

Incluso para una pareja sexualmente activa, tener hijos requiere una reflexión. El seguro médico no cubre, salvo complicaciones serias, las costosas consultas médicas durante el embarazo y el parto, así como los tratamientos contra la esterilidad.

Según un estudio de la compañía de seguros Sumitomo Life, una mayoría de padres nipones juzga que la "falta de estructuras médicas adaptadas y de especialistas es un importante factor de angustia". En un Japón sin niños, encontrar un pediatra, una niñera o un espacio de juegos digno de ese nombre puede convertirse en una verdadera carrera de obstáculos.

Las obligaciones que recaen tradicionalmente sobre las madres también pueden ser disuasorias. En este sentido, el 70% de las mujeres que trabaja renuncia a su empleo cuando llega el primer bebé.

"Es muy difícil para una japonesa trabajar siendo madre. Hay, por supuesto, un problema para cuidar a los hijos", explica Kawanishi.

"Pero no hay que dejar de lado la mentalidad, muy arraigada, según la cual se espera de una madre que sacrifique todo el resto para rodear físicamente a su hijo durante sus tres primeros años, sin ello la progenitura será un fracaso", agrega.

Según ella, "esta concepción, implícita y culpabilizante, lleva a muchas mujeres a juzgar que ser madre trae muchos problemas".

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