miércoles, 26 de agosto de 2009

La mente fría e imaginación de Bernanke convencen a Obama

WASHINGTON.- Ben Bernanke comenzó su gestión en la Reserva Federal prometiendo mansamente mantener el status quo. Terminó enfrentándose a la peor crisis desde la Gran Depresión y cambiando la política monetaria de una forma que se sentirá durante décadas.

Bernanke asumió a principios de 2006 la presidencia de la Fed con la promesa de seguir los pasos de su antecesor Alan Greenspan y de dar más transparencia a una institución tradicionalmente hermética.

Pero ante la devastadora crisis financiera, tuvo que desplegar audaces políticas que no se habían intentado antes por parte de los bancos centrales, en lo que resultó ser un esfuerzo exitoso para evitar el hundimiento de los mercados financieros.

Si bien antes de la crisis formó parte del consenso que defendía no regular demasiado los mercados, su pensamiento creativo durante las turbulencias le permitió ganarse un respeto que hizo que la decisión del presidente Barack Obama de volver a nominarlo para un segundo mandato no fuera inesperada.

"Dados los desafíos que aún nos enfrentamos, necesitamos un presidente que tenga la experiencia y un buen juicio y liderazgo comprobados para llevar a la economía a una recuperación sostenida y luego hacer una salida suave de las políticas extraordinarias de la Fed", dijo el ex gobernador de la Fed Laurence Meyer.

Criticada por haber sido inicialmente demasiado lenta en reconocer y reaccionar a la crisis, la Fed inició luego una agresiva campaña de recortes de tipos a mediados de 2007. Para finales de 2008, el tipo se encontraba cerca de cero por primera vez en la historia moderna del banco central.

Además, Bernanke creó programas de crédito de emergencia para las firmas financieras para salvar a las instituciones que eran claves para la economía. Abrió líneas de swaps cambiarios con varios bancos centrales del mundo para que estas entidades pudieran tener un mejor acceso al dólar.

Bernanke mostró además su maestría en trucos de política monetaria al abrir una serie de programas de crédito y otros esquemas para dar apoyo a las pequeñas empresas, los consumidores y el mercado inmobiliario.

Pero la presidencia de Bernanke sería mejor definida por los rescates del banco de inversión Bear Stearns y de la aseguradora American International Group, por la decisión de dejar caer a Lehman Brothers y por su presión sobre el Congreso para conseguir que el Tesoro tuviera 700.000 millones de dólares para rescatar a los bancos.

Bernanke recibió un aluvión de críticas del Congreso y de otros sectores por estas medidas, muchas de las cuales se tomaron a medianoche con apenas unos pocos asesores de confianza en situaciones caóticas.

Tan fuertes fueron algunas críticas que muchos creyeron que la decisión de volver a designar a Bernanke sería difícil para Obama en términos políticos.

Pero llevando su promesa de transparencia más lejos de lo que cualquiera podía esperar, Bernanke se dirigió al público en formas inusuales para un banquero central, dando entrevistas televisivas, escribiendo columnas de opinión en diarios y aceptando preguntas de la prensa.

Bernanke se enfrentará a un duro cuestionario cuando comparezca ante la Comisión de Bancos del Senado en la audiencia de nominación.

El presidente de la comisión, el demócrata Christopher Dodd, y el principal republicano del panel, Richard Shelby, han criticado la propuesta del Gobierno de Obama para dar mayor poder a la Fed para fijar reglas y supervisar el riesgo en el sistema financiero.

Bernanke también será seguido de cerca por los mercados, que quieren detalles sobre los planes de la Fed para retirar sus medidas de emergencia. Algunos temen que todo el dinero inyectado a la economía pueda generar inflación.

Lo que pudo haber inclinado la balanza de Obama a favor de Bernanke, y lo que lo ayudaría a superar con éxito al Senado, es la creciente evidencia de que las medidas inéditas de la Fed estarían comenzando a ayudar a recuperar a la economía.

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