El veredicto rechazó la política de Beijing que obliga a los productores estadounidenses a canalizar sus productos a través de compañías estatales chinas. Sentaría también un precedente para otros sectores, como los fabricantes de automotores, quienes se declaran perjudicados por las normas de distribución chinas.
El fallo representa una victoria para el gobierno del presidente Barack Obama, al que se presiona para que sea estricto en la aplicación de las normas comerciales con China, a la que muchos legisladores demócratas culpan por el enorme déficit comercial estadounidense y la pérdida de empleos en el sector manufacturero.
La difusión pública del documento de 464 páginas reveló docenas de decisiones menores que apoyan las quejas de asociaciones comerciales que representan sellos disqueros como EMI y Sony BMG; editores como McGraw Hill y Simon & Schuster, y, en menor medida, grandes estudios de Hollywood como Warner Bros., Disney, Paramount, Universal y 20th Century Fox.
También ofrece esperanzas de mayores negocios para iTunes, de Apple Inc., ya que el fallo determinó que China violaba las reglas comerciales al impedir que las compañías que ofrecen descargas musicales a computadoras y teléfonos móviles ofrezcan sus servicios directamente a los clientes chinos.
El fallo no representó una victoria estadounidense total ya que el panel de tres miembros emitió conclusiones mixtas sobre las reglas de censura que se aplican a productos de fabricación estadounidense pero no a productos chinos.
También permite que China canalice las películas estadounidenses por uno de dos distribuidores designados para exhibir en las salas chinas, un requisito no exigido a las películas chinas.
El representante de comercio de Estados Unidos, Ron Kirk, calificó el fallo como "una victoria significativa para las industrias creativas estadounidenses".
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