sábado, 22 de agosto de 2009

Nativos de la Isla de Pascua protestan contra la llegada de más residentes

SANTIAGO.- Nativos de la chilena Isla de Pascua bloquearon durante dos días esta semana la pista del aeropuerto local exigiendo mayores controles migratorios y turísticos que impidan la llegada masiva de residentes a esta isla de 160 km2 ubicada en medio del océano Pacífico.

Las manifestaciones, que se iniciaron el sábado anterior, afectaron a unos 600 pasajeros de la línea aérea LAN, la única que realiza vuelos a la isla, y que fue obligada a suspenderlos según informó Raimundo Alcalde, gerente de Aeropuerto de la aerolínea.

Pero ya el lunes pasado la situación se normalizó tras un acuerdo entre los manifestantes en la isla y el gobierno nacional. "El aeropuerto está plenamente operativo", afirmó en Santiago el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, quien anunció que viajará a Pascua en los próximos días para abordar los reclamos de los nativos, que se centran en el aumento en la migración de chilenos continentales a la isla.

Las protestas en el aeropuerto Mataveri fueron organizadas por un grupo de ciudadanos que se autodenomina 'Parlamento Rapa Nui', que exige la creación de una ficha de ingreso de turistas para que se limite su estancia en la isla.

A Isla de Pascua o Rapa Nui, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, llegan unos 50.000 turistas cada año atraídos por su paisaje volcánico, sus playas y los míticos moais, enormes estatuas de piedra alineadas de espaldas al mar que los nativos consideran sus guardianes.

Los nativos quieren que se forme un consejo de migración para impedir que chilenos y extranjeros se queden a vivir allí, en un procedimiento que emula el sistema de control migratorio de islas como las Galápagos, en Ecuador, según señaló la alcaldesa de la isla, Luz María Zasso Paoa.

En Galápagos existen tarjetas de migración diferenciadas para turistas, trabajadores y residentes, con el objetivo de impedir la sobrepoblación y evitar la degradación medioambiental.

Según los nativos, la constante llegada de forasteros daña el ecosistema y el patrimonio de la isla, eleva los índices de delincuencia e introduce prácticas no habituales como el comercio callejero.

El profesor de Historia de la Universidad Católica, Luis Carlos Parentini, experto en comunidades originarias, dijo que el problema no son los turistas europeos o norteamericanos, sino los chilenos "ignorantes e incultos" que visitan el lugar.

"Los extranjeros son más cordiales, pero los chilenos por ejemplo no saludan en la calle a los isleños", explicó Parentini.

"Hace 20 años (los isleños) estaban al borde del colapso, sin identidad y venidos a menos. A partir de una nueva valoración de los pueblos originarios ahora se sientan orgullosos de su cultura. Han vivido del turismo pero ahora sienten que ya tienen lo suficiente para vivir y se sienten sobrepasados", dice.

Consultada sobre las consecuencias de la protesta para el turismo, la alcaldesa Zasso Paoa dijo que las demandas de los isleños por regular el tránsito hacia la isla datan de una década, y enfatizó que es importante tomar conciencia sobre los problemas que genera la sobrepoblación.

"Dependemos de nuestro patrimonio para la sustentabilidad, pero también hay que cuidar los recursos de agua, de energía y el manejo de la basura", afirmó.

La Isla de Pascua -ubicada 3.500 km al oeste del territorio chileno y a 4.050 de Tahití- tiene unos 4.000 habitantes, en su mayoría de la etnia Rapa Nui, de origen polinésico, que se concentran en su capital, Hanga Roa.

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