sábado, 22 de agosto de 2009

Un pueblo de postal chino atormentado por la polución por plomo

PEKIN.- Con sus arrozales, sus búfalos y sus colinas verdes, Hengjiang es un típico pueblo chino convertido en las últimas semanas en escenario de un nuevo escándalo de salud pública que afecta a los niños.

En ese paisaje idílico, una fundición de manganeso ha vertido su veneno durante más de un año, al lado de una escuela de Hengjiang, al oeste de Hunan (centro).

"A finales de julio, los niños no se sentían bien, les dolía la cabeza, tenían insomnio, estaban débiles", cuenta un campesino de 40 años, quien prefiere no dar su nombre por miedo a tener problemas.

Algunos padres fueron a ver a los responsables de la fábrica, pero estos se negaron a escucharles.

Tras unas primeras pruebas, efectuadas gratuitamente por las autoridades locales y la confirmación de que el origen del malestar de los pequeños era efectivamente la polución causada por la fundición, los habitantes del pueblo se manifestaron violentamente a principios de agosto. Incluso llegaron a volcar coches de las fuerzas de seguridad.

Al final lograron el cierre de la fundición y dos de los tres jefes fueron detenidos. El tercero, que ocupaba un puesto en el parlamento local, se dio a la fuga.

No obstante, en las paredes de algunas casas del pueblo, la policía colocó carteles que, con fecha del 16 agosto, advierten de que son "sospechosos de delitos" aquéllos que "bloquearon la circulación, atacando en masa las instituciones del Estado, atentado contra bienes públicos y privados y propagando rumores (...)".

Los habitantes de esta región, especialmente rica en metales, están ahora advertidos pero siguen sin conocer la realidad de una polución que puede provocar trastornos psicomotores.

"No hay casos graves, pero de momento no sabemos realmente cuál es la situación", explica el campesino anónimo, que tiene dos hijos. Su hija, de 13 años, tiene una tasa de plomo en la sangre más elevada que los 100 mg/l normales (ella tiene 120) y su hijo, de 9 años, está bien, con una tasa de 17 mg/l.

Oficialmente se han registrado más de 1.300 casos de tasas de plomo anormalmente elevadas en la sangre y están en curso exámenes adicionales.

Las autoridades de Pekín parecen sin embargo querer poner un poco de orden y así anunciaron una investigación sobre dos responsables de la oficina local de medio ambiente.

Sobre todo dado que otro caso de contaminación por plomo en Shaanxi (norte) causó síntomas de envenenamiento en más de 850 niños, de los que 170 tuvieron que ser hospitalizados.

Hace apenas un año estalló el escándalo de la leche contaminada que mató al menos a seis niños e hizo enfermar a cientos de miles.

"El motivo por el que los niños son a menudo víctimas de estos casos en China es que (...) hay una ausencia de responsabilidad y de voluntad de investigar hasta el final para demostrar responsabilidades; los altos cargos se protegen", señaló desde Pekín Zhao Lianhai, que gestiona una red de defensa de padres de niños víctimas de la leche contaminada.

Cerca de la fábrica cerrada de Hengjiang, un vecino, también anónimo, se mofa de la última intervención del secretario local del Partido Comunista en los medios chinos denunciando la falta de control medioambiental. "El día de la inauguración de la fábrica estaba presente", dice.

Invasión

Cientos de aldeanos invadieron esta semana la citada fundición del norte de China debido a la intoxicación por plomo de más de 600 niños de la zona, informó la agencia estatal Nueva China.

Un centenar de policías fueron desplegados en el cantón de Changqing, después de que los aldeanos penetraran en la fábrica y destruyeran al menos diez camiones, precisó la agencia estatal china.

Un policía de Changqing afirmó que "la policía garantiza el mantenimiento del orden en el lugar", y pidió el anonimato, sin más comentarios. El gobierno local no se expresó al respecto.

Unos análisis clínicos mostraron que al menos 615 de los 731 niños que viven en los pueblos cercanos a la fundición presentaban niveles excesivos de plomo en la sangre. Un total de 170 de los menores tuvo que ser hospitalizado y el resto de los afectados reciben tratamiento en sus casas.

La fábrica fue cerrada la semana pasada por las autoridades, que están llevando a cabo análisis del aire, la tierra, las aguas subterráneas y las aguas usadas para establecer un lazo directo entre la instalación y la intoxicación de los niños.

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