domingo, 6 de septiembre de 2009

El partido vencedor en Japón se centra en problemas económicos

TOKIO.- El Partido Democrático de Japón, que obtuvo una arrolladora victoria electoral, se reunió esta semana con el gobernador del Banco Central y con destacados burócratas del Ministerio de Economía, mientras la transición hacia un nuevo gobierno se acelera.

Reavivar la economía es la máxima prioridad del Partido Democrático, con un desempleo en niveles récord y los inversores preocupados por la deflación y por si el nuevo gobierno elevará el gasto e incrementará aún más la creciente deuda pública del país.

El Parlamento designará al líder del PD, Yukio Hatoyama, como primer ministro el 16 de septiembre, dijo un legislador. Eso despejaría el camino para que Hatoyama forme gobierno después de que los votantes dieran a su partido un respaldo generalizado en las elecciones.

Se espera que Hatoyama vaya a Estados Unidos la semana siguiente para hacer su debut diplomático en la Asamblea General de la ONU y en la cumbre del G-20 en Pittsburgh.

Los medios japoneses dijeron que se encontraría con el presidente estadounidense, Barack Obama, durante el viaje. Ese encuentro será seguido de cerca dado que Hatoyama ha dicho que quiere que Japón adopte una posición más independiente respecto a Washington, aliado clave en seguridad.

Hatoyama intercambió sus puntos de vista sobre economía con el gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, mientras que el destacado burócrata económico Yasutake Tango se reunió con miembros del partido para abordar la agenda para la reunión de ministros de Finanzas del G-20 en Londres.

El ministro saliente de Economía, Yoshimasa Hayashi, advirtió del riesgo de deflación e instó al nuevo Gobierno a considerar con cuidado su estrategia de abandonar las medidas de estímulo introducidas para ayudar a Japón a capear la crisis económica.

La deuda pública de Japón se ha disparado al 170 por ciento del PIB, la más alta entre los países desarrollados, debido a sus repetidos intentos de salir del abatimiento económico.

A algunos inversores les preocupa la disciplina fiscal que impondrán los demócratas, que han prometido políticas como desembolsos para padres con niños pequeños, pero el partido ha dicho que contendrá el gasto en otras áreas para financiar sus nuevas políticas.

"En el mercado de bonos gubernamental japonés, hay preocupación sobre un posible alza en la emisión de deuda", dijo Noriyuki Fukuda, estratega de Morgan Stanley.

"Pero los inversores creen que aún es muy pronto y hay mucha incertidumbre", añadió.

La histórica victoria electoral de los demócratas frente al Partido Democrático Liberal (LDP) en la Cámara Baja rompió un estancamiento en el parlamento, donde la oposición había controlado la menos poderosa Cámara Alta desde 2007 y podía retrasar proyectos de ley.

Pese a que los inversores buscaban el fin del estancamiento político, la incertidumbre sobre la dirección del nuevo gobierno ha pesado en los mercados japoneses.

La victoria democrática propició más la frustración hacia el LDP que el apoyo generalizado a la oposición, lo que explica la falta de euforia postelectoral en la segunda mayor economía del mundo.

Dinero para cumplir con sus promesas

Después de imponerse en las históricas elecciones legislativas, proponiendo un generoso programa social, el Partido Demócrata de Japón (PDJ, centro) debe ahora buscar el dinero para financiar sus promesas, en un país desarrollado que ya es el más endeudado del mundo, señalaron los analistas.

Al prometer ayudas familiares, la gratuidad parcial en la enseñanza, subsidios a los desempleados, la abolición de los peajes y una rebaja de los impuestos para las pequeñas empresas, el nuevo poder centrista pretende llenar directamente el bolsillo del consumidor para reactivar la economía a través de la demanda.

Esta doctrina se presenta como una ruptura radical con la política económica seguida por la derecha japonesa durante sus 54 años de hegemonía, que consistía ante todo en apoyar los proyectos de empresas para estimular el progreso tecnológico y por consecuente la actividad y el empleo.

El PDJ cifró el costo de su programa en 7,1 billones de yenes (unos 77.000 millones de dólares) a partir de 2010 y en 16,8 billones de yenes (182.000 millones de dólares) por año, o el 3% del Producto Interior Bruto (PIB), a partir de 2012.

Prometió dejar la tasa de imposición sobre el consumo en su nivel actual, del 5%, y de abstenerse de emitir bonos del Tesoro por cualquier razón.

Para financiar su proyecto prevé recortar los gastos superfluos (obras públicas y subvenciones de dudosa utilidad), vender bienes inmobiliarios o participaciones del Estado, reducir los salarios de los funcionarios y abolir algunas excepciones fiscales.

"En vez de agrandar la torta, el PDJ buscará estudiar cómo repartirla mejor", resume Kyohei Morita, economista jefe en Barclays Capital.

El líder del PDJ y futuro jefe de gobierno, Yukio Hatoyama, afirmó que suspenderá inmediatamente los aumentos presupuestarios decididos por la derecha para luchar contra la crisis económica y que prefería abandonar los proyectos juzgados extravagantes, como la construcción de un Centro Nacional de la Cultura Popular, dedicado al manga y al dibujo animado, una iniciativa del primer ministro saliente, Taro Aso.

Pero "lo que se puede hacer con este tipo de recortes tiene límites", advirtió la agencia de notación Moody's. "Los gastos sociales tienden a aumentar inexorablemente y son políticamente difíciles de controlar. El PDJ tendrá probablemente problemas para impedir que estos gastos desequilibren su presupuesto", estimó.

Muchos economistas se preocupan por el hecho de que el control de la deuda pública, que ya está al 170% del PIB, no se mencione en el programa del PDJ. Los proyectos del futuro gobierno "no ofrecen ninguna esperanza realista de mejorar la productividad o de estabilizar las finanzas públicas", lamenta Richard Jerram, economista de Macquarie Securities, en Tokio.

Según él, el PDJ no tardará en abandonar sus generosas promesas, por pragmatismo. "Nuestra impresión es que su programa era sobre todo un instrumento para ganar las elecciones y no se trasladará directamente en acción política", pronostica Jerram.

"Dónde encontrar el dinero será claramente la gran pregunta", admite Noriko Hama, economista en la Doshisha Business de Kioto. Pero según ella, el PDJ no podrá olvidar que su histórica victoria, en la que logró 308 de los 480 escaños, es una expresión de la profunda voluntad de cambio de los japoneses.

"El PDJ realmente ha entendido lo que espera el pueblo", explica. "No creo que el PDJ pueda permitirse dar marcha atrás y decir ahora que las finanzas públicas son más importantes que la aplicación de medidas destinadas a responder a un empeoramiento de las disparidades sociales".

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