miércoles, 23 de septiembre de 2009

La dieta mediterránea ayuda al corazón, pero no al bolsillo

PAMPLONA.- Hacer una dieta mediterránea rica en pescado, aceite de oliva, legumbres, frutas y verduras puede que fortalezca el corazón, pero el coste obliga a apretarse el cinturón y puede disuadir a la gente de comer sano, según investigadores españoles.

Un estudio llevado a cabo por el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra observó los costes de las dietas mediterránea y occidental en más de 11.000 licenciados universitarios españoles con un nivel de ingresos parecidos.

Todos tomaron parte en un estudio a largo plazo lanzado en 1999 para determinar la relación entre dieta, coste de la comida y obesidad.

El análisis, publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, reveló que cuanto más se aficionaba la gente a una dieta sana mediterránea, más dinero gastaban cada día.

En comparación, cuanto más seguían una dieta "occidental" - con altas cantidades de grasas saturadas, azúcar y carne roja - menos dinero gastaban diariamente en comida.

La investigadora Maira Bes-Rastrollo dijo que este estudio mostraba que seguir un modelo de dieta mediterránea sana es más caro que seguir el modelo de dieta occidental.

"Estoy segura de que el mismo estudio llevado a cabo en Estados Unidos obtendría los mismos resultados o incluso mayores diferencias entre los costes de los diferentes modelos", dijo en un comunicado.

Esta "barrera económica" debería tenerse en cuenta a la hora de recomendar a la población seguir una dieta sana, "porque el coste puede ser un factor prohibitivo", añadió.

Los investigadores también vieron que el 31 por ciento de los sujetos estudiados habían ganado peso a lo largo del proceso - alrededor de medio kilo cada año.

Tras ajustarse a factores que podían influir en los resultados, la gente que gastaba más en comida era más propensa a ganar peso, fuera cual fuera el modelo que hubiesen seguido.

Aquellos con mayores gastos en comida tendían ser más mayores, a haber dejado el tabaco, a beber más zumos cargados de calorías, refrescos y alcohol, y generalmente pesaban más para empezar, lo que sugiere que tenían más posibilidades de ganar peso dado el tipo de vida o factores genéticos, dijeron los investigadores.

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