miércoles, 23 de septiembre de 2009

Líderes del G20 encararán problemas económicos persistentes

PITTSBURGH.- Apuntalar una economía global que todavía se tambalea tras la peor recesión en siete décadas, refrenar a los banqueros codiciosos y trazar la dirección a seguir para un crecimiento sostenible son algunos de los asuntos pendientes que los líderes de las 20 economías más importantes del mundo deberán encarar cuando se reúnan en esta ciudad el jueves y viernes.

El problema es que, con la economía global en camino de recuperarse, podrían toparse con un entusiasmo demasiado marchitado como para emprender iniciativas intrépidas, sobre todo si esos esfuerzos limitan el margen de maniobra política de los mandatarios en sus propios países.

El presidente Barack Obama ya está enfrentando la posibilidad de que una de sus metas más importantes no tendrá eco entre los asistentes.

El mandatario estadounidense quiere que el Grupo de los 20 acepte un nuevo compromiso global para evitar los desequilibrios peligrosos que muchos creen jugaron un papel clave para que el mundo cayera en una recesión grave y prolongada que ha costado la pérdida de millones de trabajos y que borró miles de millones de dólares de riqueza.

Es probable que el G20 avale los llamados estadounidenses para la creación de un nuevo "armazón para un crecimiento sostenible y equilibrado", pero sin respaldar alguno de los medios para aplicar los compromisos que se hagan para refrenar los desequilibrios, como los masivos superávits comerciales de China y los crecientes déficits presupuestarios de Estados Unidos.

Si la economía representa algunos desafíos importantes en la conferencia, también los habrá en lo que se refiere a la seguridad.

Miles de policías erigieron desde el martes un perímetro de seguridad alrededor del Centro de Convenciones David L. Lawrence de la ciudad de Pittsburgh, donde se efectuarán las conversaciones, como parte de las medidas reforzadas después del descubrimiento de un supuesto plan de colocar explosivos en Denver y Nueva York.

La Guardia Costera cerrará el tránsito por los tres ríos de la ciudad desde las 6 de la mañana del jueves a las 10 de la noche del viernes y los patrullará con 11 barcas.

La policía estatal despachará 1.200 agentes en el área, incluyendo helicópteros y aviones. La Guardia Nacional de Pensilvania encabeza una fuerza especial de 2.500 elementos y miembros del Departamento de la Defensa para el control de multitudes y otras tareas.

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