El nombramiento más sorprendente es el de Shizuka Kamei, de 72 años, al frente de la cartera de Servicios Financieros y Postales. Ex policía antiterrorista, Kamei es también un admirador de la revolución cubana y un detractor del "capitalistmo desbocado liderado por Estados Unidos". Será el gran regulador de los bancos japoneses en el nuevo gobierno.
Tras la primera reunión del consejo de ministros, Kamei dijo que se estudiará "una moratoria de tres o cuatro años" sobre el reembolso de los préstamos por parte de las pequeñas y medianas empresas, para ayudarlas a sobrevivir ante la crisis.
"Haré todo lo posible por reconstruir Japón, que ha sido arruinado por los fundamentalistas del mercado", añadió.
Este hombre de carácter enérgico, que acoge a los internautas en su sitio web cantando una canción folclórica (www.kamei-shizuka.net), estará también encargado de detener el proceso de privatización de correos, iniciado en 2005 por el entonces primer ministro liberal Junichiro Koizumi.
Kamei fue uno de los adversarios más denodados del proyecto y llegó a afirmar que Koizumi era "peor que Hitler".
Su llegada al gobierno "marca el rechazo de los años Koizumi. Pero la detención de la privatización de correos es también una cosa por la que el ala izquierdista del PDJ milita con fervor", explica Noriko Hama, economista en la escuela de negocios Doshisha de Kioto.
El pilar del equipo económico será el ministro de Finanzas, Hirohisa Fujii, un veterano de 77 años cuya principal tarea será eliminar los derroches presupuestarios para financiar las muchas promesas del gobierno.
Fujii, que trabajó 23 años en el Tesoro y ya fue ministro de Finanzas en los años 1990, es un buen conocedor de la potente burocracia nipona, que Hatoyama quiere meter en cintura.
El Partido Demócrata de Japón (PDJ, centro-izquierda) de Hatoyama triunfó en las elecciones del 30 de agosto con un amplio programa social, que incluye ayudas a las familias, los desempleados y los jubilados. El nuevo gobierno quiere financiarlas eliminando las obras públicas clientelistas, las subvenciones de escasa utilidad y otros gastos considerados "inútiles".
"Si lo que se quiere de verdad es acabar con los gastos superfluos, se necesita a alguien que conozca el proceso de pies a cabeza", resume Richard Jerram, economista en Macquarie Securities en Tokio. Según él, la avanzada edad del nuevo ministro no es ningún problema.
"Creo que en tanto que ex burócrata, aporta una sensación de estabilidad y que está muy al tanto de las cuestiones financieras y presupuestarias", considera Hiromichi Shirakawa, economista en el banco Crédit Suisse.
Para el ministerio de Economía, Comercio e Industria, Hatoyama ha escogido a un antiguo sindicalista de 63 años, Masayuki Naoshima.
Naoshima, que fue dirigente sindical en Toyota, estará encargado de que los grandes grupos industriales asuman las políticas del PDJ. Dichos grupos ya se han puesto furiosos con el objetivo del nuevo primer ministro de reducir en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero en Japón en 2020 respecto a los niveles de 1990.
Al nombrar a Naoshima, "Hatoyama muestra que será leal con sus ideas de base, y que no se andará con remilgos con las empresas", explica Noriko Hama.
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