La secretaria general de AI, Irene Khan, presentó anoche en Nueva York un libro titulado "La verdad no escuchada: pobreza y derechos humanos".
"La pobreza es la peor crisis de derechos humanos del mundo", aseguró Khan, quien abogó por dar a los derechos económicos, sociales y culturales la misma importancia que a los civiles y políticos.
Señaló que "la discriminación, la represión gubernamental, la corrupción, la inseguridad y la violencia definen a la pobreza de igual manera que los recursos materiales".
"Estos problemas de derechos humanos no se pueden simplemente resolver mediante el aumento del nivel de ingresos. Los beneficios materiales por sí solos no garantizan que se acabe con la discriminación, se mejore la seguridad o se dé voz a los pobres", afirmó.
Khan, que también se reunió hoy con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denuncia en el libro que los pobres "carecen de poder sobre los acontecimientos y la gente que influyen en sus vidas diarias".
"Excluidos y no escuchados, no tienen la posibilidad de mejorar su suerte. Incapaces de recibir un trato justo, quedan expuestos a más amenazas y más depauperación", resalta.
Asegura que replantear la lucha contra la pobreza como un asunto de derechos humanos, y no simplemente económico, permite pedir cuentas a los "poderosos" sobre su actuación.
"Al identificarlo como una obligación, les exigimos a los poderosos que actúen de acuerdo a los estándares internacionales, en lugar de depender de las fuerzas del mercado", observa.
El libro también argumenta que los derechos humanos protegen al individuo del ejercicio arbitrario del Estado, pero también comprometen a éste en la protección del individuo ante los abusos cometidos por otros, como pueden ser un patrón, el líder de su comunidad o su pareja.
Sin embargo, indica que hay una "gran brecha" en la comunidad internacional sobre la definición de los derechos humanos como base para combatir la pobreza.
En concreto menciona los casos de China y Estados Unidos, a los que acusa de "no aceptar el espectro completo de los derechos humanos".
En el caso chino señala que se niega a ratificar la Convención Internacional sobre los Derechos Políticos y Civiles, mientras que Estados Unidos ha dejado de lado la relativa a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, por lo que disputa "la obligación del Estado a satisfacer las necesidades básicas de su población".
Khan subraya que la persistencia de la pobreza en la que se ven sumidos miles de millones de seres humanos "es un indicio de una violación de los derechos humanos a gran escala".
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