viernes, 23 de octubre de 2009

Crac en 1929, el mayor desastre económico de la historia

MADRID.- Esta es la historia de un desastre de proporciones bíblicas. Pasó a la posteridad como el Gran Crash de 1929 o el Crac -que no crack-, como lo bautizó John K. Galbraith, autor del libro de referencia sobre aquella crisis. Lo ocurrido durante la última semana de octubre en Wall Street rompió los mercados y la economía, desatando el periodo conocido como la Gran Depresión: casi un lustro de crisis, desempleo y pobreza para EEUU, según se escribe en 'El Confidencial'.

La bolsa dijo basta, se rompió, hace ahora 80 años. También quebró una forma de vida, la de los felices años 20, y un mercado alcista que venía de subir y subir durante años. Entonces -y ahora en muchas ocasiones- el uso del apalancamiento -inversión a crédito- propulsaba las acciones, así como también la fiesta financiera que habían montado numerosos bancos y brókers de la época. Crearon cientos de trust -una mezcla entre fondo de inversión y holding- cuya operativa era del todo antinatural. Pura especulación bursátil.

Los trust, dice Galbraith, practicaban el incesto fiscal, ya que como sociedades cotizadas invertían su dinero en las acciones de sus dueños, y viceversa, generando una corriente continua de especulación que acabó por estallar en unos pocos días. ¿Pero como se llegó a la caída masiva de los mercados de aquel octubre? Desde finales de 1928, la Fed desplegó un política de reducción de la oferta monetaria y subida de tipos de interés ante los excesos de liquidez que acabó por estrangular la burbuja financiera que se había generado, explica Goldman Sachs en un estudio sobre el tema.

“El endurecimientode las políticas monetarias tuvo un efecto devastador de tal dimensión y enfriamiento sobre la economía que, durante los cuatro años siguientes, la producción bajó un 30% en términos reales –descontando la inflación–, la tasa de desempleo creció hasta el 25% y la inversión privada un 80%”, continúa el estudio, y añade que este escenario, en combinación con la depreciaciónde activos, “desembocó en ungran colapso de impagos [en los créditos] que arrastró al sector bancario a la crisis”. Es 1929.

La semana negra: del 23 al 30 de octubre

Todo explotó el martes 23 de octubre. El índice Dow Jones de Industriales bajó un 6,3%,con un volumen de contratación récord de 6,37 millones de títulos. Nervios. 24 horas más tarde, el ticker -indicador de precios- se retrasó y el pánico se desató súbitamente en las pizarras de operaciones con caídas inimaginables para la mentalidad alcista de la época. Pero llegó la caballería. Enseguida brotaron los rumores de un “soporte organizado” por los banqueros de Wall Street en coordinación con la Reserva Federal. Así lo contó The New York Times unos días después en un columna de su portada, "que provocaron una formidable recuperación de la bolsa", señalaba el rotativo.

Al final de la sesión se habían contratado 12,8 millones de títulos, el doble que el día anterior y seis veces más, por ejemplo, que la media de treinta sesiones. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. El viernes y el sábado –por entonces había una sesión corta ese día– apenas varió el índice y se redujo la actividad hasta 5,9 millones y 2 millones de títulos intercambiados. El lunes, el Times informaba que los brókers no habían guardado el habitual descanso dominical, porque “… se esforzaron en poner en orden sus mesas, después de la semana [bursátil] más agotadora de la historia, en la que todos los récords se rompieron”.

Con ese texto en las manos, la comunidad financiera Wall Street vio atónita cómo se derrumbó la bolsa. El lunes 28 y martes 29, cuando el Dow Jones cedió un 12,8 y un 11,7 porciento, respectivamente, se registraron unos niveles de actividad jamás vistos –de 9,2 y 16,41 millones de títulos intercambiados–, que no empezarían a observarse de forma regular hasta que el hombre llegó a la Luna, 40 años después, en 1969.

El famoso Martes Negro (29 de octubre de 1929) ha sido considerado por muchos como la peor jornada bursátil hasta que el 19 de octubre de 1987 (-23%). Al día siguiente, el 30 de octubre, el Times tituló: “Las acciones se derrumban, pero el rally al cierre anima a los brókers; los banqueros optimistas, continuarán ayudando”.

Bajo este encabezado ilusionista, el rotativo neoyorquino describía el horror de la sesión: “Los precios de las acciones se derrumbaron virtualmente ayer, barridos a la baja con pérdidas gigantescas, en la más desastrosa sesión en la historia de la bolsa…”. El golpe fue brutal. Tanto que la recuperación fue agónica, renqueante y tardó años en llegar.

25 años de mercado bajista

Según estimaciones propias, tomando como referencia el índice Dow Jones, la bolsa tardó 7.250 días hábiles (por entonces abría los sábados también) en recuperar los niveles previos al inicio de la crisis. No obstante, el mercado bajista duró en realidad cerca de 25 años y fue el periodo conocido como la Gran Depresión. La bolsa americana llegó a perder un 30% de su valor en aquella terrible semana.

No es igual a la crisis de 2008, pero se le parece en altura, color de pelo y hasta en el iris de los ojos. Ningún episodio histórico se repite de igual manera en otra época, pero se comparten las esencias. Y ahí, desde 1929 a lo que ha sucedido en 2008 hubo un mismo riesgo: el colapso de todo el sistema. Vista una burbuja financiera, vistas todas, dicen en el mercado.

Son muchos los años negros (1929, 1987, 1997, 1998, 2000, 2001, 2007, 2008). Cada cual con su historia, cada uno con sus problemas y soluciones, pero con un nexo común: la alergia al riesgo, hasta entonces quizá invisible, un movimiento brusco del mercado por el miedo o temor a una incertidumbre concreta y una factura por los excesos cometidos.

Es entonces cuando se produce una crisis fulminante, un crash. Ya sea una burbuja de tulipanes o ladrillos, de acciones tecnológicas o lechugas, sellos o el coleccionable de los domingos. Tarde o temprano se cae el castillo de naipes.

La pesadilla económica del 29 fue especialmente impactante para las mentes de aquella época, según describieron voces como Galbraith años más tarde. Lo fue porque durante los años 20 en EEUU se vivió una época de prosperidad sin igual en la historia moderna.

Con la aparición de nuevas tecnologías se marcó el rumbo de la industria de la época hacia la abundancia, se registró un impulso importantísimo en su capacidad de producción, pero se pasó del límite y llegó al nivel de sobrecapacidad, es decir, exceso de producto. Y de aquella bonanza se pasó a un periodo de restricción, carestía y pobreza. De economía de subsistencia y, más tarde, de guerra.

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