miércoles, 21 de octubre de 2009

La Unión Europea acerca posturas de cara a la cumbre de Copenhague

BRUSELAS.- Los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea (UE) han logrado un avance modesto en la definición de la posición europea de cara a la cumbre de Copenhague, el próximo diciembre, sobre el cambio climático, y han dejado a los Veintisiete líderes la decisión sobre la ayuda a los países en desarrollo.

Los ministros han estado de acuerdo en reconocer de forma explícita un objetivo comunitario de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2050 de entre el 80 y el 95%, respecto a los niveles de 1990, siempre que el resto de países industrializados adquiera el mismo compromiso.

La secretaria de Estado española de Medio Ambiente, Teresa Ribera, ha señalado que este paso "marca con claridad el objetivo a largo plazo para el conjunto de los países industrializados", y "confirma la voluntad de trabajar hacia una economía neutra en carbono".

"Resulta especialmente importante de cara a fijar el nivel de ambición que esperamos del resto".

La UE también ha manifestado su "fuerte voluntad" de elevar la ambición de reducción del 20 al 30% en 2020, si los demás actores internacionales realizan "esfuerzos comparables", indicó en rueda de prensa la Presidencia sueca de turno de la UE.

Esta oferta había sido puesta en duda durante las últimas semanas por la falta de avance en las negociaciones internacionales y ante el riesgo de que otros países dieran por sentado que el 30% era el punto de partida de la UE y no una oferta condicionada.

Los titulares europeos también han aprobado una reducción en 2020 de las emisiones del transporte marítimo y la aviación del 20 y el 10%, respectivamente, respecto a los niveles de 2005. El Protocolo de Kioto no había fijado ningún objetivo para estos sectores por lo que, si la medida queda reflejada en el acuerdo de Copenhague en diciembre, introducirá un cambio importante para limitar el impacto de sus crecientes emisiones.

La UE ya había aprobado el año pasado incluir la aviación en el sistema comunitario de comercio de derechos de emisión (ETS en inglés) a partir de 2012, y obligar a las aerolíneas a recortar sus emisiones en un 5% -al tener que limitarlas al 95% del nivel anual de referencia, calculado a partir de la media entre 2004 y 2006-. La nueva exigencia significa que las aerolíneas tendrán que hacer un esfuerzo mayor y reducir sus emisiones al 90% en lugar de al 95%.

En cuanto al transporte marítimo, hasta ahora no existía ninguna medida comunitaria para controlar sus emisiones, por lo que el potencial de reducción es aún mayor.

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