De hecho, estima que "el uso más intensivo del FROB en los próximos meses será imprescindible para lograr compatibilizar la inevitable reestructuración del sistema financiero y la financiación de la economía productiva una vez superada la recesión".
En su último Informe de Estabilidad Financiera, el organismo explica que la creciente morosidad, la persistencia de las incertidumbres sobre la rentabilidad del negocio básico de muchas entidades y la presión sobre las cuentas de resultados acelerarán el uso del FROB.
A su parecer, el FROB debe entenderse con un instrumento que puede facilitar la racionalización de la gestión y la adecuacion de la capacidad instalada de las entidades financieras al nuevo entorno en el que se moverá el sistema financiero español.
Las entidades, insiste, han de afrontar procesos que les permitan racionalizar sus costes operativos y mejorar su gestión, adecuando su estructura y capacidad a una situación coherente con un menor crecimiento de la actividad bancaria y de la economía en general.
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