jueves, 26 de noviembre de 2009

El presidente de la CECA ve "urgente" el visto bueno de la Unión Europea al FROB

BARCELONA.- El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (Ceca), Juan Ramón Quintás, consideró este jueves "urgente" que se apruebe de forma definitiva el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), pendiente aún del visto bueno de la UE, y que se reforme la ley de cajas (LORCA) para conseguir una buena reordenación del mapa de cajas español.

Tras pronunciar la conferencia inaugural de la Jornada de los Economistas 2009, organizada por el Colegio de Economistas de Catalunya, Quintás comparó la capacidad de actuación de las cajas con que a un cirujano le den un palo en vez de un bisturí: "Lleva mucho más tiempo y va a salir peor".

Defendió la necesidad de rapidez en la toma de decisiones, ya que, en el caso del FROB, "sería tristísimo que el país que mejor ha aguantado la crisis y que no ha gastado un euro público ahora tuviese trabas por los puntos y comas" de un sistema de créditos que llega cuando otros países europeos han hecho "barbaridades" de inyecciones de miles de millones a sus entidades para evitar su quiebra.

"Se demoró mucho el FROB y ahora estamos pagando las consecuencias", dijo, aunque auguró: "Nos van a hacer sufrir un poco, pero se conseguirá".

Quintás consideró que es "responsabilidad de todos" conseguir una reordenación eficiente del mapa financiero español, pero hizo hincapié en la responsabilidad del Banco de España para eliminar trabas: "Cambiar que la entidad conjunta de un SIP (Sistema de Protección Institucional) no sea un banco son tres líneas en el Boletín Oficial del Estado", ejemplificó.

También criticó que por la Ley de cajas no pudiese ser otra caja la que salvase a Caja Castilla-La Mancha mediante cuotas participativas con derechos políticos. "Estamos con una pésima Ley de cajas y llevamos años exigiendo que se modifique", remachó.

Preguntado por los procesos de fusión entre las cajas catalanas, afirmó que "se están haciendo las cosas bien" porque se han evitado los solapamientos excesivos, una cuestión que implicaría "meterse en un proceso con un enorme coste social por el recorte de oficinas y empleados", lo que es contrario a la idea de la reestructuración para conseguir una "racionalización con el menor coste".

Quintás evitó calcular el número de cajas que puede quedar en España tras el periodo de fusiones actual, pero señaló que el proceso "durará unos cinco años y dará un mapa de cajas para 25 años más". Recordó que en 1978 existían 75 cajas en todo el Estado, y actualmente 45.

En la conferencia, Quintás repasó las causas de la crisis y se mostró partidario de controlar el tamaño de las entidades financieras para evitar los casos de 'demasiado grande para caer' y 'demasiado grande para rescatar'.

Sobre este punto, abogó por la opción de que los reguladores fijen mayores exigencias de capital y liquidez a partir de cierto tamaño, para que las entidades estén mejor preparadas para la crisis y para desincentivar que sean tan grandes, abogando por que fragmenten sus líneas de negocio.

Quintás consideró que la base del nuevo sistema financiero debe ser que no se repita que "si hay beneficio se lo lleva el banco, y si hay pérdidas lo paga el contribuyente", como ha pasado "en los últimos 150 años". En este sentido, propuso una regulación "macroprudencial", pero sin caer en la sobrerregulación.

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