domingo, 1 de noviembre de 2009

La banca española acumula 30.000 millones en créditos morosos por encima de lo declarado, según Credit Suisse

ZURICH.- La banca española acumula 30.000 millones en créditos morosos por encima de lo declarado en las cuentas del tercer trimestre del ejercicio 2009, lo que supone un desfase de entre el 30% y el 40% respecto a la situación real, según un informe de Credit Suisse.

"Está claro, en nuestra opinión, que los créditos impagados están subestimados", asevera la firma de análisis, que mantiene su visión "negativa" sobre la evolución de la economía española, en general, por la tasa de paro y las expectativas de una lenta recuperación, y sobre la del sector financiero, en particular, por su exposición al 'ladrillo'.

Para Credit Suisse, las mayores exigencias de provisiones que realizará el Banco de España para los activos inmobiliarios adquiridos por las entidades financieras a cambio de pago de deuda y como fórmula de atenuar la subida de la morosidad, ponen de manifiesto una "sobrevaloración" de dichos activos adquiridos por la banca.

A la luz de los resultados trimestrales presentados por los bancos españoles, la firma considera que los datos "infravaloran los problemas" que atraviesa en la actualidad el sistema financiero español y advierte de que, a medida que pase el tiempo, reforzará su cautela respecto a la calidad del crédito de estas instituciones.

"Es sorprendente que algunas entidades informen del descenso de la tasa de mora en 2009, algo "totalmente incoherente" con un entorno económico que ha registrado la peor recesión económica de la que se tiene constancia y con una tasa de paro que se ha mas que duplicado en los últimos dos años", sostiene Credit Suisse.

Según sus cálculos, las entidades financieras españolas han adquirido activos inmobiliarios a promotores por importe superior a 30.000 millones de euros en los últimos dos años, lo que representa la tercera parte de los créditos morosos declarados en el sector financiero.

A este dato se añade el hecho de que las refinanciaciones, una figura muy difícil de estimar, dado que sólo un puñado de bancos ofrecen cifras actualizadas, podrían suponer el 3,5% del total de la cartera crediticia, o el 65% de los créditos morosos en todo el sistema, unos 60.000 millones de euros.

No obstante, Credit Suisse subraya que se registrarán grandes diferencias en la evolución de las entidades en el futuro, y que no todos los activos adquiridos y refinanciaciones se convertirán en créditos morosos. Además, si finalmente se convierten en morosos la pérdida esperada se verá mitigada gracias a las garantías reales aparejadas a los créditos.

"Es posible que veamos la recuperación en otros países de Europa en 2010, y probable que España encuentre más dificultades para recuperarse que otras economías, sobre todo por una tasa de paro que puede rebasar pronto el 20%", argumenta Credit Suisse.

El Banco de España prevé elevar del 10% al 20% del valor de tasación las provisiones con que las entidades financieras deben contar cuando haya transcurrido un año desde que aceptaron un inmueble como pago de una deuda, medida que podría entrar en vigor en las próximas semanas.

Con ella, se obligaría a las entidades financieras a tasar de nuevo parte de la cartera, lo que depreciaría su valor y evitaría que bancos y cajas de ahorros tuvieran activos dentro de sus balances a un precio superior al de mercado. Según Credit Suisse, esta exigencia podría suponer para la banca unas provisiones adicionales de 3.000 millones de euros.

"No nos preocupa tanto la cantidad de provisiones adicionales que requeriría la medida, sino lo que significa", dice Credit Suisse, que ve en las mayores exigencias del organismo que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez la asunción de que los activos inmobiliarios se han incorporado a los balances de las entidades a un precio irreal, erróneo.

La única razón por la que el instituto emisor europeo no ha sido más duro con sus exigencias sobre provisiones para activos inmobiliarios es para evitar situar a las cajas de ahorros en una posición incómoda en términos de rentabilidad, argumenta Credit Suisse.

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