domingo, 22 de noviembre de 2009

La Feria de Virginia demuestra la devoción de los estadounidenses por las armas

WASHINGTON.- "¡Miren! la fila da la vuelta al edificio", exclama Annette Elliott, coorganizadora del salón de armas de este fin de semana en Chantilly, en Virginia (noreste de Estados Unidos), una de las mayores ferias de armas de este estado, muy permisivo en materia de armamentos en poder de ciudadanos.

Cientos de personas se aglomeraban el viernes en la sala de exposiciones en las afueras de Washington donde los esperan hasta este domingo unos 260 vendedores minoristas de armas.

"Las ventas se multiplicaron por tres desde octubre de 2008 y desde el inicio del gobierno de Obama. Ahora se está calmando un poco", señala Jerry Cochran, dueño de una gran tienda de armas que lleva su nombre. Este fin de semana espera vender 500 armas en su puesto.

Annette y Steve Elliot, organizadores de varias ferias de armas en Virginia, esperan que unas 12.000 personas acudan a esta cita, que dura tres días.

En este estado del sur donde el porte de armas es usual, las armas cortas y los fusiles semiautomáticos se venden libremente a los residentes tras una verificación instantánea de los antecedentes judiciales.

El comprador simplemente tiene que rellenar un formulario donde se le pregunta, entre otras cosas, si ha sido condenado por algún crimen, si es inmigrante o si ha recibido una orden de alejamiento por acoso.

Desde las elecciones presidenciales y hasta la primavera, las ventas de armas aumentaron un 30%, según las cifras del FBI. En septiembre, volvieron a subir un 12,4%, con 100.000 armas más vendidas por mes. Se estima que en 2009 se habrán vendido 13,5 millones de armas, contra 12,7 millones en 2008, según una proyección de las cifras mensuales del FBI.

"En este momento todo juega a favor de la industria de las armas. Tenemos el presidente estadounidense más anti-armas de la historia. Y además vivimos una crisis económica y la delincuencia aumenta", afirma Annette Elliot.

"Tenemos muchos, muchos, nuevos compradores, en especial mujeres", señala el vendedor Jerry Cochran.

Por primera vez en su vida, Melinda Day tomará medidas para defenderse por la creciente inseguridad en su barrio. "Hace dos semanas, mi hija fue amenazada por un tipo que estaba armado. Y sucedió cerca de mi casa. ¡Fue eso lo que hizo que me decidiera!" Day elige un Sig Saur, calibre 38, "liviano, preciso, fácil de recargar" a un precio de 579 dólares.

"Hay quienes compran automóviles, otros compran armas", filosofa Donte, un agente de seguridad de 25 años, que ya tiene media docena de armas en su casa y lleva su revólver en el cinturón. "¿Ustedes usan ropa interior todos los días? Para mi es lo mismo con mi arma", afirma. Sueña con obtener su licencia de clase 3, que le permitirá poseer un fusil "100% automático".

Las armas de fuego causan más de 300.000 muertos cada año en Estados Unidos.

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