viernes, 6 de noviembre de 2009

La negociación de Barcelona deja muchos huecos en la ruta hacia Copenhague

BARCELONA.- La última ronda de la negociación sobre cambio climático antes de la conferencia de diciembre en Copenhague dejó este viernes en Barcelona numerosas incógnitas sobre el futuro acuerdo internacional, que podrían necesitar un año para resolverse.

"Necesitamos más movimiento, los Gobiernos tienen hasta Copenhague para anunciar claramente sus compromisos", declaró al final de la reunión el máximo responsable climático de Naciones Unidas, Yvo de Boer, a un mes exacto del inicio de la cita en la capital danesa (del 7 al 18 de diciembre).

Durante los cinco días de negociación en Barcelona, Estados Unidos ha estado en el punto de mira por su imposibilidad de poner cifras sobre la mesa.

"Sabemos que los demás esperan cifras de nuestra parte", afirmó el jefe de la delegación estadounidense, Jonathan Pershing. "Es posible" que Washington adopte una cifra antes de un mes, "pero la decisión todavía no se ha tomado", precisó.

Poco antes, la Unión Europea (UE) había pedido a la administración norteamericana, pero también a las grandes economías emergentes como China, India y Brasil, que lleguen a Copenhague con números.

La administración de Barack Obama no quiere comprometerse en Copenhague con unas cifras vinculantes de reducción de sus emisiones que después choquen con la oposición del Congreso, como ya ocurrió en su momento con el Protocolo de Kioto.

Por eso prefiere esperar que el Senado apruebe primero la ley nacional de reducción de emisiones.

La ausencia de progreso es "inaceptable" para los países en desarrollo, muchos de los cuales ya se han mostrado dispuestos a contribuir con sus propios esfuerzos a la solución de un problema que ellos no han causado, pero cuyas consecuencias sufren con fuerza.

En el inicio de la reunión el lunes, las naciones africanas, secundadas por Venezuela y Bolivia, habían obligado a suspender la negociación exigiendo reducciones en 2020 de al menos un 40% de las emisiones de los países industrializados.

Pero ante la posición estadounidense, la UE comenzó a hablar de la posibilidad de que el nuevo acuerdo se aplace "de tres a seis meses" después de Copenhague, o tal vez un año, hasta la próxima cita anual, en diciembre de 2010 en México.

"Los negociadores de los países desarrollados han tirado la toalla antes de tiempo", consideró la responsable de cambio climático de la ONG ecologista WWF España, Mar Asunción.

"Los países ricos están usando claramente a Estados Unidos como excusa para poner sus intereses nacionales por delante del sufrimiento de esos millones de personas que por culpa del cambio climático pasan hambre, han perdido sus casas, sus medios de vida y hasta su vida", afirmó José A. Hernández de Toro, portavoz de Intermón Oxfam.

El acuerdo que se alcance en diciembre en Copenhague debería adoptar la forma de una declaración "políticamente vinculante", pero no "jurídicamente vinculante" a diferencia de un tratado multilateral del tipo del Protocolo de Kioto. Esto eximiría a los Gobiernos de obtener la aprobación de sus Parlamentos.

La declaración iría acompañada de uno o varios anexos en los que se recogería la sustancia del futuro acuerdo y del compromiso de convertirla posteriormente en un tratado, según los negociadores en Barcelona.

La fuerza de esta declaración recae ahora en los jefes de Estado y de Gobierno, 40 de los cuales anunciaron su intención de ir a Copenhague, según Yvo de Boer, encabezados por el brasileño, Lula da Silva, que desde Londres llamó a su homólogos a acudir a la cita para evitar un fracaso.

Cuatro activistas de Greenpeace escalaron el viernes la estatua de Colón, en las Ramblas de Barcelona, cuyo dedo señala hacia a América, para protestar por la "falta de compromiso" de Estados Unidos.

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