sábado, 26 de diciembre de 2009

Benedicto XVI dice que el hombre actual está "desorientado y despistado"

CIUDAD DEL VATICANO.- Benedicto XVI dijo hoy que "el único que da sentido a la vida de los hombres, actualmente desorientadas y despistadas", es Jesucristo, "cuyo nacimiento supuso una nueva civilización, la del amor, que no se rinde ante el mal y la violencia y destruye las barreras entre los hombres".

El Papa así lo manifestó ante varios miles de fieles que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano, en una mañana desapacible y lluviosa, al rezo del Ángelus, en la festividad de San Esteban, el primer mártir cristiano.

En su segunda aparición pública -tras la caída que sufrió durante la Misa del Gallo cuando una mujer saltó una valla de la basílica de San Pedro y le alcanzó y le empujó-, el Obispo de Roma dijo que el camino privilegiado para vivir el Evangelio y testimoniar a Dios es acogiendo a los pobres.

"Esteban, como su Maestro, murió perdonando a sus perseguidores y nos hace comprender como la llegada del Hijo de Dios al mundo da origen a una nueva civilización, la del amor, que no se rinde ante el mal y la violencia y derriba las barreras entre los hombres, haciéndoles hermanos de la gran familia de los hijos de Dios", subrayó el Pontífice.

El Papa Ratzinger agregó que la festividad del mártir Esteban recuerda que son muchos los creyentes en todas partes del mundo que sufren a causa de su fe.

Tras el ángelus, Benedicto XVI saludó en varios idiomas. En español recordó la figura de san Esteban y exhortó a los presentes a "suplicar fervientemente" en las oraciones que nunca falten en la Iglesia "hombres y mujeres sabios, audaces y sencillos, que den testimonio del Evangelio allá donde se encuentren, para que, con la fuerza de la caridad y la luz de la verdad, se construya una sociedad cada vez más fraterna, justa y en paz".

El Papa reaparecerá mañana de nuevo en la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro para el ángelus dominical y después se trasladará a la sede de la Comunidad de Sant'Egidio, en Roma, para almorzar con un grupo de pobres de la Ciudad Eterna.

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