Fuentes del Banco Central, que hablaron en condición de anonimato por no estar autorizadas para informar, dijeron que ambos ejecutivos decidieron renunciar, confirmando versiones en ese sentido difundidas por varios medios de prensa.
En un discurso público, Correa dijo que "cuando el presidente les ordena transferir esa plata (la reserva) para invertir en el desarrollo del pueblo ecuatoriano, ahí sí hacen los análisis sesudos, análisis técnicos, de que se necesitan garantías, tasas de interés del 5 ó 6%, como si esa plata saliera de su bolsillo".
Añadió que "vamos a reestructurar el Banco Central para que entiendan que ahora tienen que obedecer las políticas del gobierno de la revolución ciudadana".
A mediados de octubre, Correa dispuso la repatriación de 2.235 millones de dólares de las reservas ecuatorianas que se encontraban en bancos del exterior, pero vencido el plazo, el martes, unos 864 millones de dólares aún no habían llegado al país.
El mandatario tenía previsto invertir ese monto en inversión productiva a través de la banca del estado, y en la dinamización de la economía nacional mediante la inversión en obras de infraestructura pública.
La gerente del Banco Central, Karina Sáenz, en declaraciones a periodistas, expresó que "entendemos la presión del señor Presidente, lamento que no pude cumplir con sus tiempos, hicimos lo posible".
El subgerente, Diego Zapater, señaló que "no pudimos cumplir porque evidentemente hay un directorio que emite las políticas de la institución, tres de los vocales están fuera del país".
Correa anteriormente había justificado su decisión de traer tales fondos aduciendo que "nuestro propio ahorro (hay que) traerlo para que nos sirva a nosotros, no que le sirva a Miami".
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