jueves, 17 de diciembre de 2009

El ámbar, el oro codiciado de Kaliningrado

MOSCÚ.- Si su poder de seducción ha permanecido intacto desde hace siglos gracias a sus reflejos misteriosos y tornasolados, la extracción del ámbar en Iantarny, primer productor mundial del 'oro del Báltico', sigue siendo arcaica y su comercio opaco.

En un decorado lunar, al borde de una ruta escarpada, gigantescas excavadoras remueven una arcilla de color azul en busca de la preciosa gema, con el mar Báltico en el horizonte, no lejos de la frontera con Lituania.

"Estoy aquí desde hace treinta años, nada o casi nada ha cambiado", afirma Roman Pavlovski, ingeniero en jefe de la inmensa cantera a cielo abierto cavada cerca del pueblo de Iantarny, en el enclave ruso de Kaliningrado, antiguo territorio de Prusia Oriental conquistado por Moscú en 1945.

Alrededor de la mina, guardias controlan celosamente las paredes, aunque eso no evita que por la noche algunos cazadores ilegales de ámbar se aventuren campo a través para buscar en el suelo sin más ayuda que sus manos.

Únicamente el Complejo del Ambar de Kaliningrado, viejo resabio de la planificada economía soviética, está habilitado para explotar este yacimiento, que representa el 90% de la reservas mundiales de esta resina vegetal.

Anualmente, se extraen entre 300 y 350 toneladas, que luego son trabajadas -a menudo en Polonia- y convertidas en elegantes joyas o elementos ornamentales.

Pero los cazadores y pescadores clandestinos -el mar arrastra ámbar hacia las costas cuando hay fuerte viento- son una legión en esta región atípica, enclavada en la Unión Europea y a 1.000 km de distancia de Rusia.

"La extracción ilegal representa entre un 10 y un 30% de la producción. El ámbar extraído de ese modo se vende un 50% ó un 100% más caro que el nuestro, estima el director del complejo, Yuri Mujin. El ámbar cuesta unos 2.200 rublos (50 euros, 73 dólares) el kilo, un precio que puede subir hasta los 10.000 robles para una pepita de buena calidad.

El Complejo, que roza la quiebra, es señalado desde hace tiempo por su gestión poco transparente. Las últimas estadísticas oficiales son por lo menos preocupantes: en los prineros nueves meses de 2009, la región produjo 200 toneladas de ámbar y logró exportar 450 toneladas.

Y sin embargo el ámbar exportador debe estar "acompañado de un certificado del Complejo" que atestigue su origen, afirma el director local del fisco, Andrei Fedorov, sugiriendo que esos documentos se negocian entre bastidores.

El Complejo tiene otra explicación. "De un año al otro quedan reservas" que son vendidas al extranjero, afirma Mujin.

Desde la caída de la URSS, los efectivos del Complejo cayeron de 2.500 a 320 personas, aunque la dirección habla de un futuro mejor. "Estos últimos años no ha habido política activa para desarrollar una imagen de marca.

Pero preparamos un plan estratégico de cinco años para remediarlo. El Complejo trabaja ahora según las condiciones de mercado y el cliente es nuestra primera prioridad", concluye Mujin.

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